05 septiembre 2024

Domingo 8 de septiembre de 2024 23º Domingo del tiempo ordinario. Ciclo B

 —BIENVENIDA: 

Antes de la salida del celebrante

Celebramos hoy el domingo vigésimo tercero durante el año, y recordamos a menudo en nuestra Eucaristía dominical, el anuncia de salvación que hicieron los profetas del pueblo de Israel; salvación para todos los hombres y en especial para los más necesitados. Un anuncio que hizo realidad Jesús, el único capaz de curar nuestra lepra y arrancarnos de la muerte.

La presencia de Jesús nos trae la salvación, la vida nueva a la que todos estamos llamados a participar. Y su palabra realiza verdaderamente todo lo que anuncia. Y hoy él continúa salvando y curando a los hombres mediante los sacramentos, que hacen realidad lo que anuncian con el signo y la palabra. Hoy él nos llama a vivir como resucitados, repitiendo sus gestos y realizándolos con cada uno de nuestros hermanos.

 

—LITURGIA DE LA PALABRA:

1ª. LECTURA:        (Is 35, 4-7a)        

Ya en el Antiguo Testamento, el pueblo de Israel recibía el anuncio de salvación que llegaría al mundo con la presencia del Mesías.

SALMO RESP.:    (145, 7-10)      

R. ¡Alaba al Señor, alma mía!

2ª. LECTURA:     (St 2, 1-7 )   

Santiago es sumamente concreto e incisivo: respondiendo a situaciones actuales de su comunidad, nos habla de la igualdad de los cristianos, nos expresa que, si hay que preferir a alguien, debe ser al más pobre.

EVANGELIO:   (Mc 7, 31-37)

Jesús, en un gesto milagroso, que confirma la iniciación de la era mesiánica anunciada por los profetas, cura a un sordomudo.

—ORACIÓN DE LOS FIELES:

CELEBRANTE:

Queridos hermanos y hermanas, sabemos que nuestro Padre del Cielo está siempre atento a nuestras necesidades, por eso ahora, con toda humildad y confianza, presentémosle nuestras peticiones.

GUÍA:  A cada una de las peticiones responderemos orando:

"POR CRISTO, NUESTRA ESPERANZA, ESCÚCHANOS SEÑOR"

—Dios de bondad, te pedimos por la Santa Iglesia y el Papa Francisco, para que en su palabra y en sus gestos reconozcamos el mensaje de salvación que nos da tu Hijo, oremos...

—Dios de misericordia, te pedimos por nuestro Obispo y todo su presbiterio, para que tu Espíritu los plenifique con sus dones y guíe a nuestra Iglesia diocesana para que se abra a la verdad, al amor compartido y a la esperanza, oremos…

—Padre de todos los hombres, te pedimos por los responsables del gobierno en todos los países, para que trabajen activamente por el bien común y lleven al mundo a una auténtica y definitiva paz, oremos...

—Señor de todo consuelo, te pedimos por los migrantes, para que la Virgen Madre conforte y ayude a todos los que viven lejos de su tierra, e inspire en todos, sentimientos de comprensión y acogida, oremos…

—Padre nuestro, te pedimos por todos los cristianos, para que fieles al mensaje de salvación de tu Hijo, lo vivamos con alegría y seamos en el mundo testigos de su palabra, oremos...

CELEBRANTE:

Dios y Señor nuestro, que eres la fuente de la paz y el amor sincero, te pedimos que nos concedas, junto con estas peticiones que te hemos presentado, el poder trabajar activamente para que nuestras vidas y las de nuestros hermanos, se conformen a las enseñanzas de tu Hijo, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos.

 

—PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:

Pongamos sobre la mesa del altar, junto a las ofrendas, nuestras vidas, en un sincero compromiso de trabajar en ellas y en las de nuestros hermanos para hacer realidad el mensaje de salvación.

Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea

—DIÁLOGO DEL PREFACIO: Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")

Nuestro Padre nos llama a compartir su vida en las nuestras, por eso ahora, uniendo nuestros corazones y nuestras voces, démosle gracias con nuestro hermano y guía: Jesucristo, el Señor.

 

—COMUNIÓN:

El Señor nos llama ahora a entrar en una íntima comunión con Él, que sólo será posible si también entramos en una íntima comunión con cada uno de nuestros hermanos, sobre todo, con los que más nos necesitan.

Cantamos...

COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.

Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado,
pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:

Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo  ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que me separe de Ti.
Amén.

—DESPEDIDA:

En el Evangelio hemos escuchado la curación de un sordo, ahora, al terminar nuestra Eucaristía dominical, hagámoslo con el compromiso de dejar que el Señor también cure nuestra sordera: a su Palabra y a las necesidades de nuestros hermanos.

Nos despedimos cantando...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario