30 agosto 2024

Para fijarnos en el Evangelio del domingo 1 septiembre

  • La impureza ritual: en la concepción bíblica, impuro es todo aquello que no se puede utilizar para el culto. Las personas ritualmente impuras no pueden acercarse al santuario y tienen prohibidos el contacto y la relación con las demás personas. Las causas que motivaban la impureza ritual eran variadas: tocar un cadáver de hombre o de animal, ciertas enfermedades de la piel que estaban relacionadas con la lepra, la menstruación, las pérdidas seminales, etc. La persona o el objeto impuro se tenían que purificar ritualmente con agua antes de acceder al lugar sagrado y ser declarados puros (Lv 14, 1-32). También los sacerdotes tenían que purificarse antes de ofrecer los sacrificios (Ex 19, 10.14; 30, 18-21; Lv 15; Nm 19, 11-22).

• En tiempos del Nuevo Testamento, la coexistencia en territorio judío de población judía y grecorromana hacía más difícil el mantenimiento de la pureza ritual y algunos, por el oficio que tenían o por el contacto habitual con los no judíos o paganos, vivían permanentemente en estado de impureza ritual. Entre tales personas, llamadas genéricamente “pecadores” hay que destacar a los publicanos, fuertemente criticados por losfariseos y mal vistos por el pueblo.

• “La tradición de los mayores” (3.5) era el conjunto de interpretaciones de la Ley con carácter normativo que los maestros fariseos habían ido transmitiendo y ampliando para asegurar el cumplimiento minucioso de la Ley de Moisés. Los preceptos derivados de estas interpretaciones eran muy detallados y exigentes.

• Desde el principio del Evangelio, Marcos indica, respecto a Jesús, que la gente se quedaba asombrada de su enseñanza, porque no enseñaba como los letrados, sino con autoridad (Mc 1,22).

• En la escena de hoy, como en tantas otras, el asombro se convierte en confrontación. Todo sucede a partir de un hecho de la vida cotidiana de “sus discípulos” (2.5), con el que dejan de cumplir determinados ritos. “Los fariseos y algunos escribas” (1.5), atrapados por preceptos derivados de interpretaciones de la Ley, convierten el hecho en acusación contra Jesús.

• Jesús responde a la acusación (6-7) con palabras del libro de los profetas (Is 29,13), que era la otra referencia básica, junto con el libro de la Ley. Les dice que han abandonado “el mandamiento de Dios” y se han quedado con “la tradición de los hombres” (8). Jesús ayuda a distinguir. Sus opositores, en cambio, pretenden hacer pasar por voluntad de Dios lo que son tradiciones culturales, en sí mismas ni buenas ni malas.

• Para Jesús, lo aleja de Dios -“impureza”- no es haber tocado una cosa sucia ni -mucho menos- haber tocado a un enfermo o haber sido tocado por Él (15): estaríamos hablando de un Dios extraño a nosotros, de un Dios extraño a todo lo que pertenece a la Creación. Lo que puede alejar de Dios está dentro, en el interior de la persona.

• Jesús manifiesta a un Dios que está con nosotros siempre, estemos donde estemos, pensemos lo que pensemos. Según eso, la “pureza” o la “impureza” no depende de lo que se ve sino de lo que hay “dentro, en el corazón” (21-23), el lugar donde se toman las decisiones. Por tanto, si lo que hay dentro es bueno, de la persona saldrá el bien, el mismo que sale de Dios.

Acción Católica General

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