21 diciembre 2022

¿SEREMOS CAPACES DE RECONOCERLE?

 Por José María Martín OSA

1- ¡Feliz Nochebuena! ¿Qué significado damos a este deseo? La clave está en cómo recibimos nosotros la llegada en toda su humildad del Niño-Dios. Toma nuestra condición, "se hace hombre para divinizarnos a nosotros", según San Agustín. Ahora Jesús viene a nosotros y podemos descubrirle en los pobres y necesitados. Muchas veces no le queremos ver cuando llama a nuestra puerta, le rechazamos como fueron también rechazados José y María. Este es el gran drama del hombre: el rechazo de Dios y del hermano. Es significativo ver cómo tuvieron que ir fuera de los muros de la ciudad, cómo los primeros que se dieron cuenta del nacimiento de su hijo fueron los excluidos de aquella época, los pastores, quienes, según Joaquín Jeremías, eran mal vistos porque nunca participaban del culto como los demás y vivían al margen de los demás. O más bien eran ellos marginados por los poderosos. Su trono fue un pesebre, su palacio un establo, su compañía un buey, una mula… ¡Por algo quiso Dios que fuera así!

2.- Dios se acerca al hombre hasta el punto de hacerse uno de ellos. Pero sólo los humildes, los pastores, fueron capaces de descubrirlo. Viene a nosotros, pero tenemos que abandonar todos nuestros prejuicios para que podamos reconocerle en los pobres y necesitados de ayuda. Que no nos pase lo que a le señora de este cuento:

“Era la noche de Navidad. Un ángel se apareció a una familia rica y le dijo a la dueña de la casa:

--Te traigo una buena noticia: esta noche el Señor Jesús vendrá a visitar tu casa.

La señora quedó entusiasmada: Nunca había creído posible que en su casa sucediese este milagro. Trató de preparar una cena excelente para recibir a Jesús. Encargó pollos, conservas y vino importados.

De repente sonó el timbre. Era una mujer mal vestida, de rostro sufrido, con el vientre hinchado por un embarazo muy adelantado.

--Señora, ¿no tendría algún trabajo para darme?

Estoy embarazada y tengo mucha necesidad del trabajo.

--¿Pero esta es hora de molestar? Vuelva otro día, respondió la dueña de la casa. Ahora estoy ocupada con la cena para una importante visita.

Poco después, un hombre, sucio de grasa, llamó a la puerta.

--Señora, mi camión se ha arruinado aquí en la esquina. ¿Por casualidad no tendría usted una caja de herramientas que me pueda prestar?

La señora, ocupada como estaba limpiando los vasos de cristal y los platos de porcelana, se irritó mucho:

-- ¿Usted piensa que mi casa es un taller mecánico? ¿Dónde se ha visto importunar a la gente así? Por favor, no ensucie mi entrada con esos pies inmundos.

La anfitriona siguió preparando la cena: abrió latas de caviar, puso champaña en el refrigerador, escogió de la bodega los mejores vinos, preparó unos coctelitos.

Mientras tanto alguien afuera batió las palmas. Será que ahora llega Jesús, pensó ella emocionada y con el corazón acelerado fue a abrir la puerta. Pero no era Jesús. Era un niño harapiento de la calle.

Señora, déme un plato de comida.

--¿Cómo te voy a dar comida si todavía no hemos cenado?

Vuelve mañana, porque esta noche estoy muy atareada.

Al final, la cena estaba ya lista. Toda la familia emocionada esperaba la ilustre visita. Sin embargo, pasaban las horas y Jesús no parecía. Cansados de esperar empezaron a tomar los coctelitos, que al poco tiempo comenzaron a hacer efecto en los estómagos vacíos y el sueño hizo olvidar los pollos y los platos preparados.

A la mañana siguiente, al despertar, la señora se encontró, con gran espanto frente a un ángel.

--¿Un ángel puede mentir? Gritó ella. Lo preparé todo con esmero, aguardé toda la noche y Jesús no apareció. ¿Por qué me hizo esta broma?

-- No fui yo quien mentí, fue usted la que no tuvo ojos para ver, dijo el ángel. Jesús estuvo aquí tres veces, en la persona de la mujer embarazada, en la persona del camionero y en el niño hambriento. Pero usted no fue capaz de reconocerlo y de acogerlo”.

3- No seamos pesimistas en este día. Es un día de alegría, pues hay muchos que saben reconocerle, que le han reconocido a lo largo de la historia. Hoy, como dice San Agustín “Dios se ha hecho hombre para divinizarnos a todos”. Quiero terminar con esta felicitación del Santo obispo de Hipona

“Celebremos el nacimiento del Señor con la asistencia y el aire de fiesta que merece.

Escuchad, justos: ha nacido el Justificador.

Escuchad, débiles y enfermos: ha nacido el Sanador.

Escuchad cautivos: ha nacido el Redentor.

Escuchad, hombres libres: ha nacido el Liberador.

Escuchad, cristianos todos: ha nacido Cristo.

(San Agustín, Sermón 184,2)

¡Feliz Nochebuena!


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario