03 noviembre 2022

Moniciones para el Trigésimo Segundo Domingo del Tiempo Ordinario- Ciclo C

 Tiempo Ordinario – Ciclo C- 32o. Domingo: Un destino de vida


Monición de entrada:


Nos acercamos al final del año litúrgico. Las lecturas nos ayudan a prepararnos para la última venida de Cristo. San Pablo en la segunda lectura, nos dice cómo podemos vivir. Las otras dos lecturas nos prometen la resurrección de los muertos. La participación en la eucaristía nos garantiza que seremos recibidos en el Reino del Padre donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna en su gloria. Nos ponemos de pie para empezar esta celebración, mientras cantamos con alegría.


Primera lectura: Macabeos 7, 1-2.9-14 (Dios resucitará)

La primera lectura nos relata el martirio de los siete hermanos Macabeos. Murieron con la firme esperanza de resucitar todos juntos. Los males que sufren los fieles de Dios en esta vida tienen explicación si se espera la recompensa que Dios mismo otorgará en la vida eterna. Presten atención a estas palabras llenas de esperanza y alegría para nuestro diario vivir. Escuchemos.




Segunda lectura: II Tesalonicenses 2, 15-3,5 (El Señor les de fuerzas para todo lo bueno)

La epístola de hoy nos presenta a San Pablo preocupadísimo por las dificultades que sufren los cristianos de Tesalónica. Los enemigos quieren arrebatarles la fe a aquellos cristianos y el apóstol los exhorta para que se mantengan firmes. Los sufrimientos de la vida ordinaria amenazan la fe, pero tenemos que permanecer constantes.


Tercera lectura: Lucas 20, 27-38 (Dios no es Dios de muertos, sino de vivos)

En el texto evangélico de hoy, narrado por san Lucas, trata el tema de la resurrección de los muertos que ya resonó en la primera lectura. Cristo explicó a los Saduceos que en la vida presente morimos pero los hijos de Dios van a resucitar y vivir como los ángeles. Jesús subraya su doctrina sobre la resurrección con la frase final: "Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos". De pie por favor, para cantar el Aleluya.


Oración Universal:



  • Para que toda la Iglesia, y cada uno de los cristianos, sepamos responder a la llamada constante de Jesús que nos invita a convertirnos. Roguemos al Señor.
     
  • Para que los jóvenes que se preparan para el sacerdocio o la vida religiosa vivan muy unidos a Jesús a fin de poder dar testimonio de Él en nuestro mundo. Roguemos al Señor.
     
  • Para que, en nuestro país y en todos los países del mundo, reinen la justicia y el bien. Roguemos al Señor.
     
  • Para que los matrimonios que no pueden tener hijos vivan con paz y confianza ese dolor. Roguemos al Señor.
     
  • Para que los que sufren depresiones y se sienten hundidos, encuentren la fuerza que necesitan para salir de su enfermedad. Roguemos al Señor.
     
  • Para que todos los que participamos en esta Eucaristía nos amemos como hermanos. Roguemos al Señor.


    Exhortación Final

    (Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 596)

    Bendito seas, Padre nuestro, Dios de la vida inmortal,
    porque mediante la fe en Cristo y el bautismo del Espíritu
    nos hiciste tus hijos, llamándonos a vivir contigo para siempre,
    ¿Cómo podríamos vislumbrar y entender algo del mundo nuevo
    de la resurrección para la vida, sino desde la fe en la persona
    de Cristo resucitado, vencedor del pecado y de la muerte?

    El hombre a quien tu amas, Señor, es un ser para la vida.
    Alienta nuestra esperanza e ilumínanos con tu palabra,
    para que entendamos que la dicha futura que esperamos
    se gesta ya en el compromiso con el mundo presente,
    en el amor a ti y a nuestros seres humanos los hombres.

    Amén.

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