18 agosto 2022

EL PRINCIPAL NEGOCIO Domingo 21 de agosto

 EL PRINCIPAL NEGOCIO

Por Gustavo Vélez, mxy

1.- “En aquel tiempo, yendo Jesús camino de Jerusalén, uno le preguntó: Señor, ¿serán pocos los que se salven? Jesús les dijo: Esforzaos en entrar por la puerta estrecha”. San Lucas, Cáp. 13. ¿Serán pocos los que se salven? Los rabinos contemporáneos de Jesús no tenían sobre el tema una respuesta unánime. Algunos afirmaban que Yahvé acogería a todos los judíos en su Reino. Otros, exagerando la maldad de los hombres, enseñaban que la salvación estaba reservada a muy pocos. Más adelante, el Apocalipsis hablaría de ciento cuarenta y cuatro mil elegidos. Cifra claramente simbólica y escasa además frente al género humano.

2.- Pero Jesús no se preocupó de estadísticas. Nos habló de dos puertas, invitándonos a entrar por una, que es “angosta y difícil”. La otra en cambio, “amplia y espaciosa”, y por la cual muchos transitan, lleva a la perdición. Una puerta cerrada y alguien esperando ante ella, simbolizan en todas las culturas ese futuro que todos tememos y esperamos. Sin embargo el Maestro había dicho anteriormente a sus discípulos: “Llamad y se os abrirá”. Se refería el Maestro quizás a las puertas que defendían las ciudades. O señalaría aquélla familiar, que anhelamos franquear algún día en busca de un abrazo.

Entrar entonces por la puerta estrecha corresponde a una forma de vivir. “Muchos intentarán entrar y no podrán”, agrega el Señor. Se habrían adherido a un sistema, a una estructura religiosa, sin haber convertido el corazón. Por lo cual Jesús declara inútiles sus esfuerzos. Llamarán desde fuera: “Señor, ábrenos. Pero él responderá: No sé quiénes sois”.

3.- Conviene aquí preguntarnos: ¿Qué significa salvación para el hombre de hoy? A algunos les preocupa únicamente que sus proyectos, casi todos de orden económico, salgan adelante. En lo cual hay parte de razón. Porque salvarse no equivale únicamente a traspasar la aduana de la muerte, con los documentos en regla. Un área muy extensa de esa salvación, que Jesús describe en su enseñanza, abraza la geografía de este mundo. Sin embargo, el Evangelio nos exige un estilo de vida, un hilo conductor, que oriente nuestras actividades y cansancios hacia el Señor y al servicio generoso de los necesitados. La puerta estrecha no tendrá entonces para nosotros un sentido de despojo o de adelgazamiento, sino de proyección a un objetivo.

4.- Los grandes patriarcas de Israel, Abraham, Isaac, Jacob y los profetas”, dice Jesús, realizaron ese ideal de salvación, sobre el cual preguntaba algún discípulo. Quizás por haber sido buscadores, no anclados todavía en un esquema, su peregrinaje los condujo a la patria.

Pero a la vez, abriendo de par en par esa puerta que él llama estrecha, el Maestro añadió: “Vendrán de Oriente, Occidente, Norte y Sur y se sentarán a la mesa en el reino de los cielos”. Enseñanza que molestó a muchos de los presentes, pues descalificaba el sistema religioso judío y proyectaba la salvación de Dios más allá de las fronteras de Israel.

Todo lo cual nos lleva a preguntarnos: ¿Hemos tomado en serio el principal negocio que es salvarnos? ¿Seremos más honrados que algunos no creyentes de buena voluntad? ¿Es notable nuestra capacidad de servicio, más allá de los esfuerzos profesionales y financieros? Pues lo importante no es averiguar cuántos se salvan, sino saber si entre ellos se encuentra con claridad mi nombre.

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