16 junio 2022

EL SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO; solemnidad

 

MONICIÓN DE ENTRADA

Bienvenidos, hermanos y amigos. Les deseamos paz y alegría de parte del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Con gozo celebramos este Domingo la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, el perfecto sacrificio de amor, la nueva y eterna alianza. El Señor nos invita una vez más a participar de ese mismo amor. Hoy, de manera muy especial, acerquémonos a comulgar con renovado fervor, porque cada vez que comemos su Carne y bebemos su Sangre proclamamos el don del Señor Jesús por nosotros. 

Seguros de la presencia de Jesús Resucitado, aquí y ahora en medio de nosotros,  pongámonos de pie y celebremos con fe y alegría el banquete de su Amor.

MONICIÓN PRIMERA LECTURA (Génesis 14,18-20)

La Primera Lectura nos presenta la relación entre la eucaristía y el sacerdocio: interpreta la necesidad de las criaturas de reconocer a Dios y de ofrecerle – con gratitud – la propia vida para alabarlo. Escuchemos con atención.

Primera Lectura Génesis 14, 18-20 

Lectura del libro del Génesis 

En aquellos días, Melquisedec, rey de Salem, ofreció pan y vino. Era sacerdote del Dios Altísimo. Y bendijo a Abrahán diciendo:

-Bendito sea Abrahán de parte del Dios Altísimo, que creó el cielo y la tierra.

Y bendito sea el Dios Altísimo, que ha entregado tus enemigos a tus manos.

Y Abrahán le dio el diezmo de todo.

Palabra de Dios

Salmo responsorial: 109

Tú eres sacerdote eterno, 
según el rito de Melquisedec.

Oráculo del Señor a mi Señor: 
«Siéntate a mi derecha, 
y haré de tus enemigos 
estrado de tus pies.»

Desde Sión extenderá el Señor 
el poder de tu cetro: 
somete en la batalla a tus enemigos.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, 
entre esplendores sagrados; 
yo mismo te engendré, como rocío, 
antes de la aurora.»

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: 
«Tú eres sacerdote eterno, 
según el rito de Melquisedec.»

MONICIÓN SEGUNDA LECTURA  (1 Corintios 11,23-26)

La Segunda Lectura nos recuerda que “cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz” anunciamos la muerte de Jesús, o sea, el don de su vida por nosotros.  Escuchemos.

Segunda lectura: 1Corintios 11, 23-26 

Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a los Corintios

Hermanos:

Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez les he transmitido:

Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó un pan y pronunciando la Acción de Gracias, lo partió y dijo:

«Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía.»

Lo mismo hizo con la copa después de cenar, diciendo:

«Esta copa es la nueva alianza sellada con mi sangre; hagan esto cada vez que beban, en memoria mía.»

Por eso, cada vez que comen de este pan y beben de la copa, proclaman la muerte del Señor, hasta que vuelva.

Palabra de Dios

MONICIÓN EVANGELIO  (Lucas 9,11b -17)

Hoy el Evangelio nos presenta el hermoso milagro de la multiplicación de los panes, pero también esta preciosa invitación de Jesús a todos nosotros: “denles ustedes de comer”.   Abramos los oídos, la mente y el corazón, y pongámonos de pie para acoger el Santo Evangelio.

Evangelio Lucas 9, 11b-17 

+ Proclamación del santo evangelio según san Lucas

En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar al gentío del reino de Dios y curó a los que lo necesitaban. 

Caía la tarde, y los Doce se le acercaron a decirle: «Despide a la gente; que vayan a las aldeas y fincas de alrededor a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en descampado.» 

Él les contestó: «Denles ustedes de comer.» 

Ellos replicaron: «No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos a comprar de comer para todo este gentío.» 

Porque eran unos cinco mil hombres. 

Jesús dijo a sus discípulos: «Díganles que se sienten en grupos de unos cincuenta.» 

Lo hicieron así, y todos se sentaron. 

Él, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron, y recogieron las sobras: doce canastos. 

Palabra del Señor

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