16 junio 2022

Moniciones 19 de junio de 2022 – Solemnidad del Cuerpo y Sangre de Cristo Ciclo C

 

Monición de entrada

Muy buenos días (tardes, noches) queridos hermanos. Les damos una cordial bienvenida a esta celebración especial, la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo.

La fiesta del Corpus —que ahora se llama mejor «del Cuerpo y Sangre de Cristo»— ha arraigado hondamente en el pueblo cristiano, desde que nació en el siglo XIII.
Es una celebración que nos hace centrar nuestra atención agradecida en la Eucaristía como sacramento en el que Cristo Jesús ha pensado dársenos como alimento para el camino, haciéndonos comulgar con su propia Persona, con su Cuerpo y Sangre, bajo la forma del pan y del vino.
Hoy no nos fijamos tanto en la celebración de la Eucaristía, aunque la organicemos con particular festividad, sino en su prolongación, en la presencia permanente en medio de nosotros del Señor Eucarístico, como alimento disponible para los enfermos y como signo sacramental continuado de su presencia en nuestras vidas.

Invitados por Jesús a comer de su cuerpo, comenzamos con alegría esta celebración, entonando juntos el canto de entrada…

Moniciones a las Lecturas

Opción 1: Monición para todas las lecturas

Las lecturas de la liturgia guardan relación con la festividad  que hoy celebramos. El salmo responsorial alude al pasaje del libro del Génesis leído en la primera lectura y expresa la esperanza en la llegada de un rey mesías consagrado a Dios. Pero son la segunda lectura y el pasaje evangélico los textos que más inciden en la fiesta de hoy: El Cuerpo y Sangre de Cristo. Pablo recuerda una tradición fielmente guardada y enseñada, que debe mantener la comunidad cristiana de Corinto.  Con atención escuchemos

Opción 2: Monición para cada una de las lecturas

  • Primera Lectura (Génesis 14, 18-20)

La lectura del libro del Génesis nos presenta a Melquisedec, quien siendo sacerdote y rey de Jerusalén, ofrece pan y vino y bendice a Abraham. Esta es una figura del sacerdocio de Cristo, que nos ofrece su cuerpo y su sangre en la solemnidad que hoy celebramos.

  • Salmo Responsorial (Salmo 109)

El salmo recoge, sobre todo, la alusión a Melquisedec, que se ha convertido en figura de otro Sacerdote que también será «especial», Cristo Jesús. Nosotros aplicamos a Cristo esta antífona: «tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec».

  • Segunda Lectura (1 Corintios 11, 23-26)

Pablo nos acerca más explícitamente al motivo de la fiesta de hoy: la Eucaristía. Él lo recibió de la tradición y nos lo deja plasmado en la lectura que hoy escucharemos, para que lo sigamos celebrando en memoria de Jesús.

  • Evangelio (Lucas 9, 11b-17)

Como quiera que el relato de la institución de la Eucaristía, en la Última Cena, ya lo hemos escuchado de labios de Pablo, en el evangelio de Lucas se ha preferido recordar la escena de la multiplicación de los panes, que era como una promesa y figura de lo que iba a ser la Eucaristía para la comunidad cristiana.

Oración de los Fieles

1. Por el Papa, obispos, sacerdotes y ministros del altar, para que sigan transmitiéndonos la riqueza invaluable de ese gran tesoro de la Eucaristía, y podamos seguir saboreando las delicias divinas del Cuerpo y la Sangre de Cristo, oremos.

2. Por los gobiernos del mundo, para que trabajen por dar a los puebles el sustento necesario y digno, oremos.

3. Por los que sufren hambre en el mundo, para que encuentren consuelo y fuerza en Cristo, que se hace alimento para todos y se deja comer en la Eucaristía, oremos.

4. Por los que este día participamos de esta solemnidad, para que el Cuerpo y Sangre de Cristo que hoy comeremos nos una en familia y nos llene de amor hacia los demás, oremos.

Presentación de las Ofrendas

Jesús eligió eligió el Pan y el Vino para celebrar la Eucaristía. Con sencillez, humildad y alegría los acercamos al altar, presentando con ellos nuestra vida entera.

Comunión

Hermanos, ¡Qué fiesta tan grande la que celebramos hoy! ¡Qué momento más especial para compartir este banquete!. Acerquémonos con mucha alegría a recibir el Cuerpo y Sangre de Cristo, que nos da la vida eterna. Cantemos…

Final

Fortalecidos por y animados porque Cristo nos ha hecho compartir su vida en el banquete del Reino, volvamos a nuestros hogares. Nuestra verdadera tarea es compartir ahora los bienes recibidos en el banquete de la mesa cotidiana de los hombres, nuestros hermanos. Vayamos a celebrar la común unión con todos los hombres.

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