Abramos puertas y ventanas,
oremos nuestras estancias,
expongámonos a la brisa que pasa,
sintamos su roce y gracia…
Y nuestras entrañas cerradas
se llenaron de risas y cantos,
luces, gritos y danzas,
se sintieron fecundadas…
Porque Tú, Señor crucificado,
estabas, en medio, resucitado,
dándonos tu paz y Espíritu,
quitándonos miedos y fantasmas…
Inundándonos de misericordia,
de ternura y esperanza
nos invitas a vivir tu Pascua
saludando y perdonando
a los hermanos.
Florentino Ulibarri
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