27 diciembre 2019

Notas para fijarnos en el evangelio Domingo de la Sagrada Familia

• La estancia de Jesús en Egipto – más que la “huida” lo que se quiere destacar es “la estancia”-, evoca los orígenes de la historia del pueble de Israel. El pueblo tuvo que residir en Egipto durante muchos años, hasta que Dios lo liberó (libro del Éxodo). Con esta escena en el prólogo de su Evangelio, Mateo nos está diciendo que Dios, en la persona de Jesús, lleva a plenitud la liberación de su pueblo.
• El paralelismo con la historia de la liberación del pueblo de Israel y, más concretamente, entre Moisés y Jesús, viene reforzado con el que encontramos en el v. 20, copiado de Ex 4, 19: “Anda, vuelve a Egipto. Porque han muerto todos los que intentaban matarte”.
•  El profeta citado en el versículo 15 es el de Oseas (Os 11,1: “Cuando Israel era niño, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo”). Para Oseas el hijo es al pueblo de Israel. Con esta cita, Mateo pone en relación la suerte de Israel y la de su Mesías.

• Así, simultáneamente, Mateo introduce en el Evangelio el tema de Jesús como Hijo de Dios, que aparecerá muchas veces y de muchas maneras:
* revelación de Dios: Mt 3,17 y 17,5
* proclamación o afirmación de Jesús: Mt 11,25-27; 26,63-64
* afirmación de diablos, adversarios y extranjeros: Mt 4,3.5;8,29;27,40.43.54
* y profesión de fe de los discípulos: Mt 14,23; 16,15
• En resumen: Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios, comparte la suerte del pueblo oprimido por la injusticia. Lo vive en su carne y en el seno de una familia que tiene que emigrar, en la que se concreta la experiencia de todo un pueblo menospreciado -el pueblo de los pobres- que necesita liberación. El verdadero liberador es Él, aquel que, siendo Dios, ha sido rechazado, despreciado, tenido por nada, colgado en el patíbulo.

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