01 febrero 2019

IV DOMINGO ORDINARIO. EL RECHAZO DE JESÚS

1. El programa liberador que Jesús proclama en la sinagoga de Nazaret suscita diversas reacciones: reconocimiento y admiración, sorpresa y estupefacción, indignación y ruptura... De un lado, está la actitud del discípulo que admira la sabiduría de la Palabra de Dios, más que su eficacia milagrosa; de otro, la actitud de incredulidad ante la persona de Jesús, «hijo de José», tomado por un hombre cualquiera.

2. El escándalo (judío) o la necedad (romana) se producen cuando se juzga con estrechez y soberbia el mensaje de Jesús y su figura. No se tolera el profetismo de Jesús. Esta actitud es consecuencia de falta de fe. Naturalmente, quien no acepta a Jesús no puede recibir la Palabra de Dios como gracia. Esto puede ocurrirnos a los que, de palabra al menos, nos consideramos cristianos.

 

3. El mensaje de Jesús es universalista, ho está destinado exclusivamente a una raza o a una nación. Cuando «los de cerca» rechazan a Jesús, lo admiten «los de lejos», especialmente si están necesitados (hambrientos, leprosos...). Dicho de otro modo: Jesús no tiene patria; tiene pueblo, el pueblo de Dios. La opción de Jesús por el pueblo y por los pobres le acarreará un destino trágico de amenazas y de muerte. Nosotros, en cambio, pretendemos secuestrar a Jesús como si fuera de nuestra patria, o rechazarlo porque no aceptamos su mensaje evangélico. Entonces Jesús se abre paso entre nosotros y se nos escapa.

REFLEXIÓN CRISTIANA:
¿Por qué razones suscita tanto rechazo el programa liberador de Jesús?
¿Que valoración hacemos de Cristo?
CASIANO FLORISTAN

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