MONICIÓN DE ENTRADA
Queremos comunicaros la máxima alegría en nuestra bienvenida a la Eucaristía de hoy… Alegraos siempre en el Señor; os lo repito, alegraos.Que vuestra mesura la conozca todo el mundo. El Señor está cerca. Nos lo dice San Pablo en la monición de entrada de la Eucaristía. Es una frase de capítulo cuarto de la Carta a los Filipenses. Por tanto este tercer domingo de Adviento tiene un mandato muy claro, desde el principio de la liturgia de hoy: que estemos alegres porque el Señor se acerca. Es un buen resumen, es una buena indicación para nuestro comportamiento para los próximos días. El tiempo de Navidad se acerca y hemos de estar preparados para ese momento. La alegría es un gran ingrediente para nuestra espera y para toda nuestra vida.
MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
1.- La lectura primera procede del Libro de Sofonías. Este profeta vive los tiempos malos de un Israel cercado por los asirios, pero al final de su libro se espera al rey Josías, como reformador y libertad. Y el profeta estalla en júbilo y alegría. Nosotros vemos en ese texto el anuncio de la llegada del Mesías: la apertura de un gran rayo de luz, tras un tiempo de tristeza.
S.- Hoy no leemos un Salmo propiamente: nuestro canto responsorial lo forman versículos del capítulo 12 del libro del Profeta Isaías, que anuncian la salvación que Dios nos ofrece. En realidad, muchos de los textos de Isaías tienen una gran fuerza lírica y sirven perfectamente para ser proclamados como cánticos, como salmos.
2.- San Pablo, en la segunda lectura, que procede de la Carta a los Filipenses, nos pide, también, que estemos alegres y es la alegría que nos da el conocimiento de que el Señor está cerca. Y nada debe preocuparnos, salvo dar gracias a Dios por las maravillas que nos ofrece. Estemos alegres, pues, el Señor está cerca.
3.- El Evangelio de San Lucas nos traslada hoy una pregunta importante: ¿Qué hemos de hacer? Es lo que preguntaban a San Juan Bautista los que se convertían. Y el Precursor les pide honestidad y rectitud para sus cuestiones profesionales y cotidianas. No es la venida del Señor una cuestión de falsa alegría. Se trata de un hecho tan notable que nosotros debemos cambiar nuestra vida, no hacer del egoísmo, ni del abuso una fórmula de actuación. Hemos de buscar la justicia y el amor para todos. Es una buena recomendación para nosotros que esperamos –ya estamos a mitad de camino— al Señor Jesús.
Lectura de Postcomunión
MONICIÓN
Como en otras semanas el padre Javier Leoz escribe para nosotros esta oración para los momentos finales de nuestra Eucaristía. Y hoy, sinceramente, tiene un mensaje muy especial….
ESTOY ALEGRE, SEÑOR ¡CÓMO NO ESTARLO!
Si Tú, Señor, eres la Navidad
Si Tú, Señor, eres Navidad
Si Tú, Señor, eres adorno y estrella, dulce y mesa por Navidad
Si Tú, Señor, eres la mejor lotería para la salud del corazón
ESTOY ALEGRE, SEÑOR
Tú, te lo digo ahora, eres la causa de mi felicidad
Tú, te lo decimos ahora, eres la fuente de tanta dicha
Tú, te lo decimos ahora, eres la razón de tanto regocijo
Tú, te lo gritamos ahora, eres el germen de la emoción que yo siento
Amén.
Exhortación de despedida
La alegría es el mejor ingrediente que todo cristiano debe llevar en su vida cotidiana y de relación con los demás. Nos lo decía al principio San Pablo: “Estad alegres…” Y así hemos de construir nuestra espera gozosa del Niño Dios que ya viene.
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