MONICIONES
Inicial.
Con el primer domingo de Adviento, iniciamos hoy un nuevo año litúrgico. El Adviento es tiempo de espera, porque esperamos la venida del Señor, la sentimos ya cerca y le decimos con fuerza ¡Ven, Señor, Jesús!
También es tiempo de esperanza, porque hemos de mirar al futuro, a lo que está por venir y hemos de hacerlo expectantes, activos y confiados, porque el Señor viene a salvarnos. Estad en vela y preparados, nos dirá el Evangelio.
Encendemos el primer cirio de la Corona de Adviento, que irá iluminando nuestro camino hacia la Navidad.
Primera Lectura.
Los reyes históricos decepcionaron las esperanzas que en ellos puso el pueblo de Dios. Se les vio pasar sin que fundaran un reino de justicia y de paz. El anhelado descendiente de David está viniendo y revelando a Dios en su verdadera faz. Con él viene la paz.
Segunda Lectura.
La esperanza cristiana se asimila al amor, entendido éste en su dimensión universal, más allá de fronteras, discriminación y condicionamientos. Viviendo así, estaremos preparados para la venida del Señor.
Evangelio.
No nos dejemos impresionar por el lenguaje apocalíptico del Evangelio. El mensaje que nos trae es de confianza y esperanza. El Hijo del hombre vendrá con su poder y gloria, que son la misericordia y el amor, pero hemos de esperarlo despiertos y obrando el bien.
Puestos de pie cantamos aleluya.
PETICIONES
- Por la Iglesia, para que sea luz y esperanza para todos los hombres. ROGUEMOS AL SEÑOR
- Por las Vocaciones. Para que el Señor bendiga a su Iglesia con vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada. ROGUEMOS AL SEÑOR
- Por las naciones que sufren la guerra y el terrorismo, para que todos podamos vivir en nuestra tierra en paz y fraternidad. ROGUEMOS AL SEÑOR
- Por los que viven con más dureza la pobreza, la injusticia, el paro y la marginación. ROGUEMOS AL SEÑOR
- Por los que se encuentran ante un futuro incierto, para que los cristianos sepamos ofrecer a todos, y especialmente a los jóvenes, razones para la esperanza. ROGUEMOS AL SEÑOR
- Por todos nosotros, para que la participación de la Eucaristía nos ayude a vivir en una espera activa la llegada del Señor. ROGUEMOS AL SEÑOR.
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