(Misa con niños, catequistas y padres)
Prepara: Javier Leoz
**Objetivo: saber que, el amor de Dios, es origen, fuente del amor que ofrecemos
*Idea: quien ama a Dios, ama los demás
1. MONICIÓN DE ENTRADA
Bienvenidos, amigos y hermanos, a esta Misa del 6º Domingo de la Pascua. Poco a poco nos vamos acercando a fiestas tan importantes como la Ascensión del Señor, Pentecostés (la venida del Espíritu santo) o la Santísima Trinidad.
Mientras tanto vamos sintiendo que, Dios, es amor. Que, el Señor, nos ofrece lo que recoge de Dios: amor y más amor.
¿En qué se nos puede notar que somos amigos de Jesús? Ni más ni menos en el amor que ofrecemos. Es un distintivo que hemos de llevar. Un traje que, por nada del mundo, hemos de guardar en el armario de nuestro egoísmo particular.
Nos ponemos de pie y comenzamos esta celebración
2. MONICIÓN A LA ASPERSIÓN DEL AGUA
Para que brote el amor, es necesario romper con nuestros individualismos. Con el “todo para mí”. Que el agua que va a ser derramada sobre nuestras cabezas nos limpie de todo aquello que nos impide amar como el Señor ama o acercarnos a los demás como el Señor lo hace: con deseos de justicia, verdad y amor. Pensemos en qué tenemos que cambiar para dar fruto cristiano.
3. MONICIÓN A LAS LECTURAS
En Jesucristo, Dios, nos ha elegido para ser sus hijos. ¿Por qué? Simplemente porque, como muy bien dice Juan, DIOS ES AMOR. El fondo de Dios, su esencia, su ser…es el AMOR.
Además, el evangelio de este día, nos invita a caer en la cuenta de algo muy importante: somos amados por Dios y, por lo tanto, estamos llamados a amar con el mismo amor que sentimos del Señor. ¿Seremos capaces? Escuchemos con atención.
4. ORACIÓN DE LOS FIELES
4.1. Por la Iglesia. Una oración especial por el Papa Francisco. Para que promueva el entendimiento y el respeto entre todas las naciones y pueblos de la tierra. Roguemos al Señor.
4.2. Por todos nosotros aquí reunidos. Para que no pongamos barreras al amor. Para que tengamos detalles con aquellas personas que más lo necesitan. Roguemos al Señor.
4.3. Por los que sólo piensan es ser amados, en ser servidos. Para que lleguen a conocer la satisfacción que produce el amar a las personas sin esperar nada a cambio. Roguemos al Señor.
4.4. ¿Somos buenos con los que nos rodean? ¿Damos amor o irradiamos odio? Que el Señor nos conceda la gracia de guardar y practicar el mandamiento del amor. Roguemos al Señor.
4.5. Un recuerdo especial por la Virgen María. Le ofrezcamos en este domingo la FLOR DE LA FRATERNIDAD. Que contribuyamos, en gestos y palabras, a la paz del mundo. Roguemos al Señor.
4.6. Por los que en estos días reciben el sacramento del bautismo, de la primera comunión, de la confirmación, unción de enfermos o también son sacerdotes. Para que DIOS sea el centro de sus vidas. Roguemos al Señor.
5. OFRENDAS
5.1. Con los 10 mandamientos queremos comprometernos ante el Señor, a seguir sus indicaciones. Pero, sobre todo, queremos manifestar a Dios nuestro deseo de amarle con todo nuestro corazón.
5.2. Con esta palabra “GRACIAS” queremos agradecerle al Señor el amor infinito que nos tiene.
5.3. EL PAN y el VINO han sido posibles gracias al esfuerzo y cooperación de muchas personas. Que nunca falte en las mesas de las familias lo más imprescindible para vivir dignamente.
6. ORACIÓN FINAL
PERMANECEREMOS EN TI, SEÑOR
En las luchas y en las penas
En las alegrías y en los trabajos
PERMANECEREMOS EN TI, SEÑOR
Con la fe y la esperanza
Con la ilusión y la entrega confiada
PERMANECEREMOS EN TI, SEÑOR
Renovando nuestro Bautismo
Aumentando nuestra caridad
Desarrollando nuestros talentos
PERMANECEREMOS EN TI, SEÑOR
Ofreciendo nuestra ayuda
Saliendo al encuentro de los enfermos
Sonriendo al que se encuentre triste
PERMANECEREMOS EN TI, SEÑOR
Con tu amor y con tu auxilio
Con tu sombra y con tu poder
Con tu Palabra y con tu Eucaristía
Con tu Iglesia y con la oración
PERMANECERMOS EN TI, SEÑOR
7.- NOTA:
Al finalizar la Eucaristía, y dado que estamos en el mes de mayo, no estaría nada de mal el acercar un pequeño ramo de flores a la Virgen mientras se entona un canto.
No queremos marcharnos de este encuentro con el Señor, sin manifestar igualmente nuestro cariño y amor por la Virgen María.
A la Virgen, si algo le gusta, es precisamente que estemos unidos al Señor. Que permanezcamos fieles en el camino que Dios nos indica con sus mandamientos.
Con estas flores, llevamos ante María, nuestro deseo de permanecer unidos a Dios.
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