20 enero 2018

Comentario Domingo III de Tiempo Ordinario

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Oración
Muéstrame, Señor, tus caminos, instrúyeme en tus sendas” (Sal 25,4)
Señor, tu llamada es siempre nueva.
Yo experimento dolorosamente que, a menudo, mis caminos no son los tuyos,
y que mis pensamientos no son
según la mentalidad de Dios.
Te pido, Señor, un corazón pobre y humilde que se deje guiar y enseñar.
Haz que cada día retome, con nuevo impulso, el camino de discipulado en tu escuela
y, con gratitud, sepa acoger
la medida de la luz que viene de Ti.
Señor, abre mi oído, para que aprenda a escuchar como un verdadero discípulo.


Mc 1, 14-20
«14Después de ser entregado Juan, [Jesús] fue a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios, 15diciendo: “El tiempo ha sido cumplido y está cerca el Reino de Dios; convertíos y creed en el Evangelio”.
16Y pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, echando las redes en el mar, porque eran pescadores. 17Y les dijo Jesús: “Venid detrás de mí y haré que lleguéis a ser pescadores de hombres”. 18E, inmediatamente, dejando las redes, le siguieron.
19Y yendo un poco más adelante, vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. 20E, inmediatamente, los llamó. Y, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, fueron detrás de él».
¡PALABRA DEL SEÑOR!

CONTEXTO
Este evangelio nos sitúa en los comienzos del ministerio de Jesús en Galilea. Tras el arresto de Juan Bautista, Jesús viene a proclamar la Buena Noticia del Reino de Dios, del Evangelio. Así se cumple la misión que Dios ha confiado a Juan. Él ha preparado el camino para la venida del Señor. Ahora se inicia el ministerio de Jesús. Después de su “arranque” en el bautismo, y su “confirmación” superando las tentaciones del desierto, Jesús comienza su proclamación (1,14-15) y, como primera señal de la cercanía del Reino, la llamada a los primeros discípulos (1,16-20). Después de nuestro texto sigue, en el evangelio de Marcos, una frenética actividad liberadora, evangelizadora, de Jesús.

TEXTO
Tiene dos partes bien diferenciadas porque, en realidad, son dos perícopas (dos textos con sentido propio cada uno). Por un lado, la primera proclamación de Jesús (vv. 14-15). Son sus primeras palabras, con una resonancia especial. Cuatro afirmaciones fundamentales: a) el tiempo se ha cumplido = ha llegado el momento decisivo de la historia y, con Jesús, irrumpe el momento definitivo de la revelación de Dios; b) el Reino de Dios está cerca = no ha llegado aún, pero las consecuencias de su cercanía ya se pueden experimentar (“ya sí, todavía no”); c) la llamada a la conversión = después de experimentar esa cercanía del Reino de un Dios a favor de sus criaturas, se trata de cambiar la mentalidad, dejarse atravesar totalmente por esa experiencia nueva; d) la llamada a la fe en el Evangelio = esta Buena Nueva es creíble, tiene fiabilidad, merece toda nuestra confianza. La segunda parte del texto (vv. 16-20) supone la primera señal de la cercanía del Reino: la llamada al seguimiento de los primeros seguidores de Jesús, colaboradores en la misión de anunciar esa cercanía del Reino. Compuesto en forma de díptico, con dos llamadas a dos parejas de hermanos, el texto aúna la llamada de Jesús y la presteza en la respuesta de los discípulos.

ELEMENTOS A DESTACAR
• El anuncio de Jesús y la importancia del orden de tal anuncio: no se pide la conversión para poder experimentar la bondad del Reino, sino que primero hay que experimentar esa bondad para llegar al cambio de mentalidad.
£ La oferta osada de Jesús: de pescadores a “pescadores de hombres”: Jesús parte de lo que somos, pero no se conforma con lo que somos. Jesús nos hace ser más.
• La vocación abre al futuro, no es un don del pasado: la centralidad de los verbos principales descansa en el “haré”, único verbo en futuro, central entre los 9 verbos conjugados, cuyo sujeto es Jesús.
• La respuesta de los discípulos: dejar es la primera marca del discipulado cabal. La posición existencial pedida por Jesús: detrás de mí conlleva la segunda marca discipular: seguir.
• La secuencia “andar – ver – llamar” es elocuente para nuestro caminar vocacional y para nuestra pastoral vocacional.
• Nos encontramos aún en el inicio del Tiempo Ordinario del año litúrgico. Todo el camino que la Iglesia nos propone durante las varias etapas del año litúrgico nos debe ayudar a enraizar nuestra vida cada vez más profundamente en el misterio de Jesucristo.

Paso 1 Lectio: ¿Qué dice el texto? Atiende todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas.
Paso 2 Meditatio: ¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones (movimientos) y emociones que sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?
Paso 3 Oratio: ¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias, perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios…
Paso 4 Actio: ¿A qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo hacer efectiva esa enseñanza?

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