Tú, Señor Jesús, nos dices hoy que estás en medio de nuestras comunidades
“donde dos o tres están reunidos
en mi nombre,
allí estoy yo en medio de ellos”.
Cuando nos reunimos en las celebraciones sencillas de cada día, que somos
en el pueblo “cuatro gatos”,
o cuando es un día de fiesta la iglesia se llena y la gente va muy bien vestida … tanto en una circunstancia como en otra Tú, Señor Jesús, estás en medio
de la comunidad.
Por tanto cuando voy a cualquier encuentro eclesial:
al Equipo de Vida,
a una oración,
a una reunión de formación,
a un campamento de niños… allí estás Tú en medio de nosotros.
Es este un aspecto que nos suele pasar, a veces, un poco o bastante por alto, a mi modo de ver.
Y por tanto varias veces el celebrante en la Eucaristía dice a la asamblea: “El Señor esté con vosotros”,
y esta le responde
“Y con tu espíritu”.
Pero… ¿nos damos cuenta de lo que se nos dice
y de lo que respondemos?
Un motivo más para participar
en las celebraciones,
en los encuentros o en las reuniones. Porque no sólo te haces presente
en las celebraciones religiosas.
Tú nos has dicho que siempre
que nos reunimos
en tu nombre y eso es lo que hacemos los miembros de la comunidad parroquial semanalmente y en los movimientos
y asociaciones
en muchas ocasiones…
Ya lo dijiste Tú, Señor Jesús, antes de la Ascensión:
te marchabas, pero que te quedabas. Esta es una de tus presencias:
en la comunidad,
cuando dos a más nos reunimos en tu nombre
Tú estás en medio de nosotros.
Gracias, Señor Jesús,
por quedarte de esta manera.
Ya sé que estás en los pobres
o en tu Palabra,
en el Sacramento de la Eucaristía… pero es que además estás “cuando nos reunimos”, siempre que lo hagamos en tu nombre, por una causa tuya.
Todos estamos llamados a hacer
un acto de fe
en esa presencia tuya silenciosa y oculta, del mismo modo que lo hacemos ante el Sacramento de la Eucaristía.
Señor Jesús, yo creo que Tú estás presente en medio de la comunidad reunida
y en medio de tantos pequeños encuentros que vamos haciendo a lo largo del año, siempre realizados en tu nombre,
por tu causa.
Pero aumenta mi fe, nuestra fe,
en esta presencia tuya tan discreta
y a la vez tan humilde.
Ayúdanos a que no nos quedemos en la mirada humana
sino que sepamos descubrirte en medio de nosotros,
Tú, Señor Jesús que te has hecho tan próximo y tan cercano. Gracias porque te has marchado pero te has quedado.
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