08 septiembre 2017

Para fijarnos en el Evangelio del domingo 10 de septiembre

Resultado de imagen de Si te hace caso, has salvado a tu hermano
● Los seguidores de Jesús por el bautismo entramos a formar parte de la familia de Dios. Allá donde nos encontremos los cristianos tendremos una comunidad de seguidores de Jesús.
● Desde el comienzo los seguidores de Jesús cuidaron mucho este aspecto de la comunidad y le daban mucha importancia.
● Para que la comunidad funcione ha de basarse en una serie de principios, uno de ellos es el de la corrección fraterna.
● Toda comunidad cristiana, como todo grupo humano, está compuesta por personas, justas y pecadoras.

● O mejor por personas que en ocasiones actuamos correctamente y en otras fallamos.
● No la formamos personas perfectas, santas sino gentes con defectos, gentes que tienen sus fallos, nadie debería escandalizarse de ello.
● Pero al mismo tiempo siendo pecadores, no podemos perder de vista el ideal de la vida cristiana, el Proyecto de Jesús hacia el cual vamos caminando.
● Por eso entre sus miembros hay o debería existir una exigencia por “seguir a Jesús lo más cerca posible”.
● ¿Qué hacer ante un hermano que falla?
● Si un miembro del cuerpo se resiente, es todo el cuerpo el que participa de su dolor .
● Si un hermano peca la comunidad se resiente y hay que poner en práctica la corrección fraterna, nada fácil a realizar.
● Jesús nos ofrece una forma, podríamos decir escalonada, de realizar la corrección fraterna: en un primer intento se hace en la intimidad, en privado o sea cara a cara. “Si tu hermano peca repréndelo a solas entre los dos”.
● Cuando este primer intento no da resultados hay que implicar a algunos miembros de la comunidad: “Sino te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de los dos o tres testigos”
● Sólo como última solución se llevará el hecho a la comunidad para que sea ella la que actúe, es el último escalón. ”Si no les hace caso, díselo a la comunidad”.
● Esta manera de proceder presupone que la caridad, el amor, está en la base de las relaciones entre los miembros de la comunidad. La corrección fraterna se hace para que no se rompa la comunidad.
● Si en alguna ocasión la hemos practi- cado, depende del asunto, es muy difícil, pero necesaria. Recuerdo que hace tiempo unos compañeros sacerdotes me escogieron para que fuese a hablar con un compañero por un comportamiento que no estaba claro y he de decir que no me fue fácil.
● Hay que orar y hay que presentarse con muchísima humildad, guardando secreto de todo lo que allí suceda. Yo pienso que hay que hacerlo “en el nombre del Señor” como Pedro cuando echó las redes “en tu nombre”.
● ¿Cabría preguntarnos si es esta la manera de proceder, si se practica entre los miembros de nuestras comunidades?
● Como final del relato Jesús nos invita a que nuestra oración sea con y en la comunidad. Él nos dice “donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”.
● Sabemos que Jesús está presente en la Eucaristía en cada uno de los Sacramentos, en la Palabra de Dios y en sus ministros cuando actúan como tales… pero es que además nos asegura que cuando se reúne la comunidad allí en medio de ella, por reducida y limitada que sea, allí en medio de ella está Jesús.

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