3 de septiembre 2017
Lecturas – Jeremías 20, 7-9; Salmo 62, 2. 3-4. 5-6. 8-9; Romanos 12, 1-2; Mateo 16,21-27
En aquel tiempo, comenzó Jesús a anunciar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén para padecer allí mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que tenía que ser condenado a muerte y resucitar al tercer día.
Pedro se lo llevó aparte y trató de disuadirlo, diciéndole: “No lo permita Dios, Señor; eso no te puede suceder a ti”. Pero Jesús se volvió a Pedro y le dijo: “¡Apártate de mí, ¡Satanás, y no intentes hacerme tropezar en mi camino, porque tu modo de pensar no es el de Dios, sino el de los hombres!”
Pedro se lo llevó aparte y trató de disuadirlo, diciéndole: “No lo permita Dios, Señor; eso no te puede suceder a ti”. Pero Jesús se volvió a Pedro y le dijo: “¡Apártate de mí, ¡Satanás, y no intentes hacerme tropezar en mi camino, porque tu modo de pensar no es el de Dios, sino el de los hombres!”
Luego Jesús dijo a sus discípulos: “El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome su cruz y me siga. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar uno a cambio para recobrarla?
Porque el Hijo del hombre ha de venir rodeado de la gloria de su Padre, en compañía de sus ángeles, y entonces le dará a cada uno lo que merecen sus obras”.
Reflexión
Seguir a Cristo puede ser duro. Pero es lo único que tiene sentido y que da vida abundante. ¿Qué cosas nos resultan difíciles de dejar? ¿Qué quisieran guardar para sí mismos y sin compartir con nadie? ¿Se han sentido muy solos cuando no han querido compartir o jugar con otros niños? ¿Que quiere decir Jesús cuando dice que al no entregar uno pierde?
Actividad
Dibujen y recorten cruces de cartulina Por un lado escribir su nombre y por el otro, algo que se les hace difícil, pero que comprenden que tienen que aceptar. Colocar las cruces en una cesta y ofrecerlas a la hora de hacer la oración.
Oración
Señor a veces nos cuesta aceptar el dolor de un sacrificio por el bien de los demás. Pero eso es lo santo y agradable a Ti. Haznos generosos y confiados en que, en esa entrega de nosotros mismos, es donde vamos a encontrar tu vida abundante. Amen
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