31 agosto 2017

Domingo 3 septiembre: ¿Qué me quiere decir hoy Jesús?

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Jesús empieza a preparar a sus amigos para los duros tiempos que se acercan. Pero Pedro, impulsivo como es y creyendo hacerle un bien a Cristo, pretende confortarlo diciéndole que Dios no va a permitir que eso suceda. Jesús reacciona rechazándolo de inmediato y diciéndole: “Apártate de mí Satanás (…) porque tu modo de pensar no es el de Dios, sino el de los hombres”. Pedro todavía no entendía que el camino para llegar a Dios es el de la entrega, del sacrificio por los demás y del amor.

A veces nos ocurre igual: nuestra naturaleza humana nos invita a la comodidad, al disfrute, a buscar el camino más corto y fácil para hacer las cosas. Y nada de eso es malo. Se vuelve malo cuando esa búsqueda de lo fácil nos hace olvidarnos de los demás, de Dios, de nuestras obligaciones como cristianos, en pocas palabras, cuando nos vuelve egoístas.
El camino para salvarnos y llegar a Dios es el camino del amor. Y el camino del amor se basa en la búsqueda del bien de los que nos rodean, y esto a veces, implica sacrificarnos, olvidarnos un poco de nosotros y ¡tomar nuestra cruz!
Nuestra cruz puede tomar varias formas: aceptar a los demás a pesar de sus defectos; posponer nuestros gustos y deseos por servir a los demás; aceptar esas obligaciones que no me gustan y hacerlas con amor y entusiasmo; enfrentar el sufrimiento inevitable con fe y esperanza… No siempre es fácil, pero Cristo nos da el ejemplo y el apoyo para lograrlo.
¿Cuál es mi mayor “cruz”?

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