Monición
La Iglesia, en sintonía con la última voluntad de Jesús de que nos amemos y nos sirvamos los unos a los otros, como Él lo hizo, realiza el gesto simbólico del lavatorio de los pies.
Las personas que a continuación subirán al Altar, representan a todos los colectivos humanos que, de una u otra manera, sufren entre nosotros.
Son los niños, los jóvenes, los ancianos, los pueblos que sufren guerras, las mujeres explotadas y maltratadas, los inmigrantes y las minorías pobres.
Con este gesto del lavatorio de pies, toda nuestra comunidad se ofrece en actitud de servicio ante las necesidades de nuestros hermanos y pide al Padre por todos.
(Mientras se lava a cada uno, se permanece con gesto arrodillado y el monitor hace la oración.)
1.- OREMOS POR LOS NIÑOS DEL MUNDO.
Por los millones de niños que sufren violencia y explotación.
Por los millones de niños que sufren enfermedad y hambre.
Por los millones de niños que sufren muerte premeditada.
– Para que obtengan el derecho a la vida, a una familia y la esperanza de un futuro mejor. Roguemos al Señor.
2.- OREMOS POR LOS JÓVENES.
Por todos los que van quedando marginados a causa del fracaso escolar.
Por los que tras años de esfuerzo y superación tienen serias dificultades para acceder a su primer puesto de trabajo.
Por tantos jóvenes desencantados que escogen el camino falso del alcohol y de la droga.
Por los que no se deciden a adquirir compromisos definitivos de cara al amor, a la fe y a la comunidad.
– Para que tengan las fuerzas necesarias para vivir con ilusión y esperanza. Roguemos al Señor.
3.- OREMOS POR LOS ANCIANOS.
Por tantas mujeres y hombres que han acumulado una experiencia amplia y profunda en la vida.
– Para que llenemos su vida de ternura, cariño y consideración y, sepamos empaparnos de su experiencia. Roguemos al Señor.
4.- OREMOS POR NOSOTROS MISMOS.
Para que seamos capaces de saludarnos mutuamente en la paz; y vivamos siempre unidos por la comprensión, la tolerancia y el perdón.
Oremos por las naciones y los pueblos, en guerra o enfrentados por intereses económicos y comerciales, para que recobren la tranquilidad, la libertad, la justicia y la paz. Roguemos al Señor.
5.- OREMOS POR LAS MUJERES.
En especial por las del Tercer Mundo, con sus manos atareadas sobre la tierra y la espalda cargada de hijos, acostumbradas a multiplicar lo que no tienen.
Por las mujeres que con su modo de luchar, de amar, de vivir y en ocasiones de morir, han ido trazando un camino hermoso de relaciones humanas. Roguemos al Señor.
6.- OREMOS POR LOS INMIGRANTES
Y, las mayorías económicamente débiles.
Para que nuestro corazón se abra a ellos y, aceptando sus diferencias, acojamos la inmensa riqueza que nos aportan con sus formas de ser y de vivir. Que veamos con claridad, en ellos la imagen de que Tú eres el Padre de todos. Roguemos al Señor.
Oración después del lavatorio
Te remangaste y te bajaste a lavar los pies a tus amigos.
Nos diste la lección más clara.
No nos gusta que nos exploten,
no queremos que se aprovechen de nosotros.
Tú esta tarde nos recuerdas que hay que bajarse hasta el otro aunque sea lo que más te cuesta, lo que más te molesta…
Nos dices que el que quiera ser el primero,
sea el servidor de todos.
Nos lo dices a nosotros que nos encanta presumir
de que somos los que más hacemos,
los más sacrificados, los mejores,
los que no nos quejamos, los que…
Nosotros que nos las arreglamos para dejar al otro
un poco por debajo.
Festejas una cena de amigos
y compartes con total sencillez el pan y el vino.
A nosotros que nos gustan las mesas llenas,
más llenas que las de los demás, para impresionar, para competir, para deslumbrar, para aparentar…
y tú, con esa filosofía tuya que libera por dentro,
nos sigues diciendo
que seamos el último, el más sencillo,
el que mejor se deja ayudar, el que no deslumbra.
Cuando compartimos tu pan, resulta que estamos
diciendo a toda la humanidad,
sobre todo a la parte más sufriente, más excluida,
que optamos por ellos,
que nuestra vida, en lo sucesivo,
va a estar entrelazada con la suya, porque somos hermanos, porque tú, Jesús, nos mandas al servicio de un mundo distinto,
a liberar a los oprimidos de la tierra,
a ser buena noticia para los que viven sin vida,
a llevar la salvación a nuestras familias, nuestros trabajos, nuestros ambientes todos.
Queremos vivir a tu manera:
tu cena de Jueves Santo nos cambia el corazón,
nos entusiasma tu estilo de compartir, esa hermandad que emanas, y nos dejas a todos cerca, iguales, envueltos en tu Amor.
Nos lanzas como profetas al mundo, a hacer
la revolución de tu Reino.
(B)
Monición:
De la misma manera que Jesús lo hizo a sus discípulos y siguiendo su mandato, el que preside nuestra celebración repetirá el gesto de lavar los pies. Que este signo nos ayude a vivir como Jesús, no buscando ser servidos, sino el servir a los demás con la máxima diligencia.
(El sacerdote lava los pies a distintos miembros de la comunidad: Un niño, un joven, un matrimonio, un abuelo…
Y quedará una silla vacía, en señal de los que no vienen y a los que hay que servir y atender….)
Niños: representan a nuestros niños. Ellos son el futuro y han de constituir una de las preocupaciones más importantes de toda familia y de la Parroquia.
Que crezcan sanos en un clima de cariño y de acogida y que nadie les estropee.
Hemos de preocuparnos de su formación humana, sí; pero, no sólo es importante que saquen buenas notas en Inglés o en Matemáticas… Es, también, importante que sean generosos, solidarios, que sean sinceros… Y es muy importante, que junto con todo ello, vayan conociendo a aquel que puede enseñarles todo eso como nadie puede hacerlo: Jesús de Nazaret.
Jóvenes: representan a la juventud de nuestro pueblo o parroquia. A veces da la sensación de que lo único que deseáis es vivir vuestra propia vida. Estáis en una etapa delicada de vuestra vida, pero muy hermosa. No exenta de búsquedas, de incertidumbres, de dudas…
Cuánto bien nos ha hecho a todos tener en esos momentos, un amigo que sin imposiciones y respetando nuestra libertad, nos haya ayudado a saber por dónde tirar. Vuestras familias y vuestra Familia Cristiana (La Parroquia) quieren ser para vosotros ese amigo.
Pero al mismo tiempo, evitad la tentación de preocuparos sólo de vuestras cosas, os necesitamos… No sois muchos los que vivís vuestra pertenencia a esta comunidad parroquial, a los que venís os digo: No abandonéis a Jesús porque en la Iglesia o en la Parroquia, hay muchas cosas que no os gustan. A mí me pasa lo mismo, hay muchas cosas que no me gustan… No nos limitemos a condenar… Venid y vayamos cambiándola entre todos…
Matrimonio: Simbolizan a todas las familias de nuestro pueblo o parroquia… No hay que subrayar mucho las necesidades que hay en el seno de nuestras familias: el amor apagado con el paso de los años… y que se limita a un “ir tirando”… Pero con el amor sucede como con las brasas de un fuego, basta soplar un poco para que vuelva a revivir…
Las dificultades de los hijos: su educación, su futuro, las escasas posibilidades de trabajo… Si no nos ha salido alguno “torcido”…
La familia y sus dificultades han de estar siempre presentes en las preocupaciones de la comunidad parroquial.
Abuelos: Representan a todos los mayores de nuestra parroquia.
Os ha tocado vivir en una sociedad que parece que quiere arrinconaros… porque no producís, porque sois un estorbo.
Me avergüenzo de una sociedad que olvida lo que habéis hecho por nosotros durante tanto tiempo, cuando estabais en edad de producir.
En esta tarde, al lavaros los pies, queremos refrescar esa memoria agradecida y deciros que ocupáis un lugar importante en el corazón de esta Parroquia. Y al mismo tiempo deciros que os seguimos necesitando: necesitamos vuestros consejos, vuestra presencia, vuestra paz, vuestra sabiduría y vuestra oración….
Silla vacía….
(C)
Muchos recordaréis cómo en este día el sacerdote, en nombre de la comunidad, lavaba los pies a algunos miembros de la Asamblea queriendo repetir el gesto de Jesús en aquella cena. Este gesto de lavar los pies, tan rico en significado, quizá haya perdido, para algunos y en nuestra cultura, fuerza y actualidad. Por eso queremos que todos podamos participar y expresar de alguna forma esa actitud característica de Jesús y sus amigos: el servicio y la ayuda a los demás
Aquí hay un grupo de personas de nuestra comunidad (que simbolizan las distintas etapas de la vida) en las que estamos todos representados: el mundo de los niños, de los jóvenes, de los adultos y de los jubilados.
¿A cuál de esas realidades pensamos que necesitamos acercarnos?
(Invitación del sacerdote a participar en el gesto y explicar que éste puede ser tan sencillo como ofrecer una flor, dar la mano… a cualquiera de los que están representando a la comunidad o acercarse a la silla vacía expresando nuestro deseo de universalidad. Mientras se realiza, poner música de fondo y con ella se va recitando muy despacio estas letras…)
Para lavar los pies se necesita
un poco de agua limpia en la jofaina;
una buena toalla, blanca y limpia…. (pausa)
y unas manos muy limpias, preparadas,
que ofrezcan el agua con ternura,
que den seguridad con la toalla… (pausa)
y unos ojos bien limpios, penetrantes,
que ofrezcan el amor en la mirada
y que aumenten el agua del lavado
con tiernas y abundantes lágrimas; … (pausa)
y un corazón del todo limpio y grande
que meta al hermano en sus entrañas;… (pausa)
y unos labios muy limpios
que regalen besos y besos, más que gotas de agua;… (pausa)
y un frasco de perfume muy costoso
como signo de aprecio y elegancia… (pausa)
Lavar los pies a los pobres significa
descender y bajar hasta sus plantas,
despojarte de mantos y vestidos
y pedirles perdón por la distancia;
ofrecerles, humilde, tus servicios
y abrirles los caminos del mañana…(pausa)
Lavar los pies al anciano significa
ofrecerle tu escucha y tu palabra;
mostrarle que le aprecias, que le quieres;
y lavar sus pasados y añoranzas;
hacerle que se sienta realizado
y sembrarle semillas de esperanza… (pausa)
Lavar los pies al que sufre significa
comprender su dolor o su desgracia;
acercarte a la cama del enfermo
como quien pisa la tierra más sagrada;
envolver sus heridas y sus males
con la luz y el calor de tu mirada.
(D)
Monición:
Es el momento de reconocer nuestra responsabilidad. Queremos que el signo de lavar los pies a los demás sea un signo de servicio, de reconciliación, del perdón que pedimos, del perdón que nos otorgan y del perdón mutuo que nos funde en un abrazo de hermanos.
1.- Lavemos los pies a nuestros mayores, solos y abandonados. Nos lo han dado todo y ahora los arrinconamos porque son una carga y ya no nos valen. Les pedimos perdón por nuestra ingratitud.
2.- Nos acercamos a los jóvenes sin ilusión y futuro y les lavamos los pies con todo cariño. Son los incomprendidos y descalificados. No nos atrevemos a ponernos en su piel. Les pedimos perdón por nuestra injusticia.
3.- Lavemos los pies a los niños de la calle, sin familia, aprendices de delincuentes. Les pedimos perdón por nuestra indiferencia y dureza de corazón.
4.- Lavemos los pies de los alcohólicos, nuestros hermanos y, acercándonos a su corazón, busquemos conocer y comprender las presiones, fracasos y luchas que les han llevado a esta situación. Les pedimos perdón por haberles juzgado y condenado.
5.- Lavemos los pies a nuestros hermanos en paro y a los que amenaza un futuro incierto. Nos hemos encerrado en nuestra seguridad, en nuestro trabajo y nos hemos desentendido de ellos. Les pedimos perdón por nuestra falta de solidaridad.
6.- Lavemos los pies a los inmigrantes que llegan a nuestro país buscando un futuro mejor y se encuentran con nuestro rechazo porque son pobres y diferentes. Les pedimos perdón por no haberles aceptado y acogido como hermanos.
7.- Lavemos los pies de todos los enfermos. Falta en su horizonte la luz de la salud, tal vez de la ilusión, y olvidamos que su situación puede ser un día la nuestra. Les pedimos perdón por nuestro olvido.
8.- Lavemos los pies a las mujeres maltratadas, aisladas y olvidadas cerca de nosotros: les pedimos perdón por nuestra ligereza.
(Si no hay lavatorio directamente las peticiones…)
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