26 febrero 2017

La opción cristiana

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1. El evangelio de este domingo, perteneciente al sermón de la montaña, muestra las exigencias de la llegada del reino y exhorta al desprendimiento y al rechazo de todo desasosiego. La opción es clara: por Dios y su reino de justicia. La antítesis de esta opción también es manifiesta: el dinero como ídolo. «Mammon», en arameo, equivale al dinero o las riquezas. En definitiva, el discípulo cristiano lo subordina todo al anuncio del reino. El binomio odiar-amar implica una elección, pero Dios no puede ser mero objeto de preferencia —parangonable a otras aficiones o deseos—, sino que es aceptación total de adoración y de servicio.

2. La preocupación primordial por el reino exige rechazar toda inquietud temporal, a saber, estar preocupado con ansiedad por lo que no es Dios y su reino (alejarse de las obsesiones idolátricas). Significa, además, creer en la providencia del Padre o confiar serenamente en él, sin descuidar el trabajo y los compromisos (rechazar el providencialismo milagrero). En definitiva, buscar el reino o preocuparse del mismo con actitud creyente y luchando por la justicia (saber elegir).
3. La opción de los cristianos por el reino, que al mismo tiempo es opción por los pobres, no sólo exige fe, sino practicar la justicia. Las obras no son mera consecuencia de la fe, sino su verificación. Lo contrario de la fe no es el compromiso, sino la no-fe; y lo contrario del compromiso no es la fe, sino el no-compromiso.
REFLEXIÓN CRISTIANA:
¿Cómo vivimos la oposición entre Dios y el afán de riquezas? 
¿Cuáles son, en el fondo, nuestras preocupaciones?
Casiano Floristán

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