06 enero 2017

El propósito de la felicidad

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Os aseguro que esa viuda pobre ha echado más que todos los demás; porque ésos han echado de lo que les sobra, mientras que ésta ha echado, de lo que necesitaba, todo lo que tenía para vivir (Lc 21, 3-4).
Parábola del 2017
Comienzo de un nuevo año, tiempo de buenos propósitos. Estudiar todos los días y no dejarlo para la víspera del examen, sacar el carné de moto o del coche, dejar de fumar, ayudar en las tareas domésticas… También entre los apóstoles el comienzo de año era el tiempo ideal para marcarse algún que otro compromiso… Sin embargo, Jesús sabía, y sabe, que el noventa por ciento de los propósitos no duran apenas una semana…

Por lo que aquel día, aprovechando que estaba en el templo, invitó a sus discípulos a que dirigieran su mirada al cofre de las ofrendas. Los apóstoles, enseguida, se percataron de tres personas que se dirigían al cestillo de las limosnas… Eran 2016, 2015 y 2014 que, echando mano a la cartera, depositaron su ofrenda (2016, las 25 misas que se vio obligado a asistir para confirmarse; 2015, el mes entero que estuvo sin salir de fiesta para agradar a sus padres y conseguir la moto; y, 2014, el 20% de sus propinas para contribuir a una campaña de una ONG, eso sí, para subir nota en el cole). Todas sus ofrendas tenían una misma característica, y es que los tres echaron de su pasado…
Cuando ya los tres se alejaron, aparecieron dos nuevas personas, cuyos nombres respondían a 2018 y 2019. Al igual que los anteriores echaron mano de la cartera para dejar su ofrenda (2018, su deseo, el próximo año, de salir de fiesta sin probar una gota de alcohol; y, 2019, apuntarse, dentro de dos años, a alguna de las actividades que llevara a cabo su parroquia). Al igual que los anteriores, sus ofrendas tenían un denominador común, esta vez los dos echaron de un futuro bastante incierto.
Finalmente, entró 2017 que, echando mano del corazón, entregó al Señor todo su presente… De esta forma conocimos cómo 2017, a partir de ese mismo momento, se marcaba unos objetivos, unos compromisos a llevar a acabo desde ya, desde ahora… Tales propósitos eran:
Te toca a ti, amiga, amigo; ya sabes, formula los compromisos (uno, al máximo, dos) en presente y que puedas realizarlos en cuanto salgas de aquí.
José María Escudero

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