1. Concluye el gran ciclo de Adviento-Navidad y comienza el Tiempo Ordinario I con la fiesta del Bautismo del Señor. Sin duda, en la tradición tuvo muchas más resonancias que en la actualidad. Quizá tenga que ver con la pérdida de conciencia de la importancia del Bautismo.
2. En la primera tradición evangélica, con el bautismo de Jesús en el Jordán se inicia propiamente el «tiempo definitivo»:
- El del Cumplimiento (primera lectura).
– Renovación del mundo (salmo responsorial).– Llegada de la Salvación universal (segunda lectura).
- La presencia escatológica de Dios por medio de Jesús, el Hijo y Mesías, investido con la plenitud del Espíritu Santo (Evangelio).
3. El evangelista Lucas introduce un elemento propio en su descripción de la escena: que todo sucedió mientras Jesús oraba.
En la oración se unen la tierra y el cielo, la obediencia que se abre a la voluntad de Dios y la intervención salvadora de Dios.
En la oración se concentra lo invisible: por qué el Reino necesitará ojos nuevos, por qué la ley de ocultamiento va a configurar el estilo mesiánico de Jesús.
El valor de la oración no está en dedicarnos a una «actividad superior», espiritual y contemplativa, sino en estar dispuestos a entrar en los planes de Dios.
Lo cual, evidentemente, presupone silencio e interioridad. No nos engañemos respecto a lo esencial de la vida y de todo quehacer.
Por eso, Lucas ha hablado del Jesús orante en relación con los momentos claves de su acción y destino mesiánico. Lee también Lc 6,12; 9,28-29; 11,1; 12,39-45; 23,44-47.
4. Es esencial para un cristiano que los momentos importantes de su vida (decisiones, acontecimientos significativos, crisis existenciales…) los viva en oración. ¿Qué lugar ocupa la oración en tu vida?
J. Garrido
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario