MONICIÓN DE ENTRADA:
Sed bienvenidos hoy, en este día de Navidad, a celebrar juntos el hecho central de nuestra fe: la encarnación de Dios en el hombre –niño aún- Jesús de Nazaret. Su llegada entre nosotros, como niño, es un canto a la vida. Dios no está lejos de nosotros, sino en medio de nosotros, en medio de la historia de cada día y a lo largo de los siglos. Esta es nuestra verdadera fiesta, más allá de las luces de colores, los dulces y los regalos. Dios, hecho niño, hecho pan de Eucaristía, nos invita a todos, a pesar de las dificultades y problemas, a celebrar la fiesta de la vida.
ACTO PENITENCIAL
Lo que hoy celebramos supera con mucho nuestra propia imaginación. Por eso reconocemos hoy, ante Dios, nuestra pequeñez y debilidad:
• Porque el bullicio de estas fiestas oscurecen, para nosotros muchas veces el sentido de lo que celebramos. SEÑOR, TEN PIEDAD.
•Porque a veces nos parece sólo un sueño bonito e infantil la presencia de Jesús niño entre nosotros y no somos conscientes de la profundidad de su misterio. CRISTO, TEN PIEDAD.
•Porque todavía existe entre nosotros mucha violencia y agresividad y no acabamos de ser de veras seguidores del Jesús, príncipe de la paz. SEÑOR, TEN PIEDAD.
UN CANTO A LA VIDA
Al acabar el Acto Penitencial puede proyectarse el Power Point de la Navidad, cuyo texto incluimos a continuación. Al hacerlo, no incluimos en él la música, que puede fácilmente ponerse aparte, para facilitar su envío por correo electrónico. Para ello, dirigirse a la dirección: jlsabo@salterrae. es. Si en vez de proyectarse, se lee, debe hacerse entre cuatro lectores, con una suave música de fondo.
NARRADOR/A 1:
Hoy, día 25 de diciembre de 2014, ¡es NAVIDAD!
NARRADOR/ 2:
Porque un niño nos ha nacido,
un hijo se nos ha dado:
lleva a hombros un mundo nuevo
y es su nombre «príncipe de la paz»,
y quiere dilatar su reinado
con una paz sin límites.
un hijo se nos ha dado:
lleva a hombros un mundo nuevo
y es su nombre «príncipe de la paz»,
y quiere dilatar su reinado
con una paz sin límites.
NARRADOR/A 1:
Quiere sostenerlo y consolidarlo con la justicia y el derecho desde ahora y por siempre.
NARRADOR/A 2:
Y es Dios quien nos lo trae, es Él quien nos lo ofrece.
NARRADOR/A 3:
Un niño siempre es anuncio de vida a pesar de todas las muertes
que puedan existir a nuestro alrededor.
NARRADOR/A 4:
¡Hoy celebramos el nacimiento de un niño! ¡No más que un niño
Y, como todos los niños,
nos anuncia una posible nueva vida.
Y, como todos los niños,
nos anuncia una posible nueva vida.
Es ESPERANZA.
NARRADOR/A 3:
Porque la vida es risa, aunque también haya llanto.
NARRADOR/A 4:
Porque la vida es ternura aunque exista la violencia
NARRADOR/A 3:
Porque la vida es sencillez que desarma a los armados.
NARRADOR/A 4:
Porque la vida es apertura sin prejuicios a todos los colores de la tierra.
NARRADOR/A 3:
Sin fronteras ni muros,
sin religiones conocidas de antemano.
sin religiones conocidas de antemano.
NARRADOR/A 4:
Porque la vida es un futuro abierto aunque muchos quieran enjaularla
NARRADOR/A 3:
Porque la verdadera vida es frágil, vulnerable, dispuesta a todos los horrores.
NARRADOR/A 4:
Porque la vida es siempre una pregunta abierta
que espera una respuesta.
que espera una respuesta.
NARRADOR/A 1:
Nos ha nacido un niño inesperadamente.
Nos ha nacido un niño inesperadamente.
NARRADOR/ 2:
Y es JESÚS de NAZARET
Se hace una pequeña pausa de silencio.
NARRADOR/A 1:
¡Cantemos hoy un canto nuevo a la vida que empieza
NARRADOR/ 2:
¡Rompamos todas las tinieblas y abramos nuestros brazos
NARRADOR/A 1:
para que la vida sea posible
en todos los rincones de la tierra!
en todos los rincones de la tierra!
NARRADOR/ 2:
¡ES NAVIDAD!
Al acabar, se entona el canto del Gloria y, como en la misa de Nochebuena, puede traerse el niño en procesión y depositarlo en el pesebre, hasta ahora vacío. A continuación se recita la oración “colecta”.
ENVÍO
La Eucaristía ha terminado. Salimos a nuestras calles y nuestras casas a celebrar, con Jesús, la fiesta de la Vida. Que sepamos, hoy y siempre, limar nuestras asperezas. Que vivamos una verdadera paz y no sólo una tregua. Que seamos siempre mensajeros de esperanza. ¡Podéis ir en paz!
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