—BIENVENIDA:
Hermanos, nos encontramos aquí reunidos, en este primer día del año del Señor 2026, que iniciamos con esta celebración de la solemnidad de Santa María, Madre de Dios, corredentora y Mediadora de todas las gracias, que es la celebración más antigua de la Virgen en la Iglesia de Roma.
Y en este día celebramos la Jornada Mundial de la Paz, para pedir a Dios una bendición sobre todos nosotros en este año que comenzamos; sobre nuestras familias, sobre nuestro pueblo, implorando la paz, esa paz que tanto necesitamos.
El Señor nos muestra a María Santísima, la elegida de Dios Padre para que sea Madre de su Hijo, que nace hombre para darnos la filiación divina. "La Madre del Redentor camina con nosotros y nos guía, con ternura materna, hacia el futuro. Así, ayuda a la humanidad a cruzar todos los umbrales de los años, de los siglos y de los milenios, sosteniendo su esperanza en aquel que es el Señor de la historia." Como ella, sepamos estar atentos a lo que el Señor quiere decirnos, para poder descubrir en nuestra vida de cada día, la salvación de Dios.
—LITURGIA DE LA PALABRA:
1ª. LECTURA: (Nm 6, 22-27)
Escuchemos estas palabras de bienaventuranza; palabras con que los sacerdotes del Antiguo Testamento invocaban la protección de Dios sobre su pueblo. Es así también como Dios nos bendice a nosotros.
SALMO RESP.: (66, 2-3. 5-6. 8)
R. El Señor tenga piedad y nos bendiga
2ª. LECTURA: (Ga 4, 4-7)
San Pablo nos habla de la alegría de las fiestas de Navidad que estamos celebrando; nos ha llegado la salvación, la nueva vida de hijos del Padre, y nos ha llegado mediante un hombre como nosotros: el Hijo de María.
EVANGELIO: (Lc 2, 16-21)
Es el mismo Señor quien ahora nos habla: es el Hijo de Dios que ha venido a vivir entre nosotros, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para librarnos de la esclavitud de la ley. Aclamémoslo jubilosamente cantando el Aleluya.
HOMILÍA
—ORACIÓN DE LOS FIELES:
CELEBRANTE:
Queridos hermanos, por intercesión de la Virgen Madre, de quien hemos recibido al autor de la vida, Jesucristo, presentemos nuestra plegaria a nuestro Padre del Cielo.
GUÍA: A cada una de las peticiones responderemos orando:
"SEÑOR, CONCÉDENOS TU PAZ"
—Señor, te pedimos para que todos los cristianos podamos aportar nuestra propia piedra para la construcción de la casa común y hoy más que nunca, seamos “artesanos de la paz”, auténticos mensajeros y testigos tuyos, que quieres el bien y la felicidad de la familia humana, oremos...
—Por nuestros obispos y sacerdotes, para que redoblen sus esfuerzos, practicando aquellas virtudes que son la base de una buena acción política: la justicia, la equidad, el respeto mutuo, la sinceridad, la honestidad, la fidelidad, oremos...
—Para que los pactos internacionales estén inspirados en la paz, en el respeto de cada persona, del derecho y del bien común, de la creación que nos ha sido confiada y de la riqueza moral transmitida por las generaciones pasadas, oremos...
—Para que en nuestra patria, busquemos la paz con nosotros mismos y con el otro, rechazando la intransigencia, la ira, la impaciencia y teniendo “un poco de dulzura consigo mismo”, para ofrecer “un poco de dulzura a los demás", oremos...
—Para que en nuestras comunidades, la paz sea una conversión del corazón: redescubriendo la grandeza del don de Dios y la parte de responsabilidad que corresponde a cada uno de nosotros, oremos...
CELEBRANTE:
Padre eterno, principio y fin de todas las cosas, acepta con bondad las súplicas que te elevamos, por intercesión de la Virgen Madre de tu Hijo; concede a la humanidad la paz que el mundo no puede dar, y haz que te sirvamos con alegría todos los días de nuestra vida. Por Jesucristo, nuestro Señor.
—PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:
Con este pan y este vino ofrezcámonos nosotros mismos al Padre de las misericordias, con un compromiso de honrar todos los días de nuestra vida, con nuestra fe y nuestra conducta, la condición de hijos suyos que Él nos ha dado.
Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea
—DIÁLOGO DEL PREFACIO: Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")
Con María, la Madre de Jesús y nuestra Madre, hagamos ahora nuestra acción de gracias, porque Dios Padre nos ha dado la salvación, nos ha dado a Jesús para que nos abriera el camino hacia el Reino definitivo y eterno de Dios.
—COMUNIÓN:
Comencemos este año 2026 recibiendo a Jesús, el Príncipe de la paz, en su Palabra y ahora en este alimento de vida, para que sea la fortaleza, el gozo, la esperanza, que nos ayude a recorrerlo, de acuerdo con lo que el Señor nos ha enseñado.
Cantamos...
COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.
Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado,
pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:
Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que me separe de Ti.
Amén.
DESPEDIDA:
Al iniciar este primer día del año, pidamos a María, la Madre de Jesús, que nos ayude a comprender y a vivir cada día la fraternidad que brota del corazón de su Hijo, para llevar paz a todos los hombres en esta querida tierra nuestra.
Nos despedimos cantando...
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