Queridos hermanos. Con la más cordial bienvenida les recibimos en la casa de Dios para celebrar la Santa Misa en el sexto domingo del tiempo ordinario.
Hoy el Señor nos prepara, a través de las lecturas, para tomar el camino correcto, que nos conduce a la felicidad plena. Al participar en esta celebración, mostramos nuestro interés en tomar ese camino. Con mucha alegría comencemos esta celebración cantando juntos. De pie.
LECTURAS
PRIMERA LECTURA: Dios, a través de Jeremías, maldice al hombre que confía en el hombre, porque aparta su corazón del Señor y bendice a quien confía en Dios. Confiemos en Dios porque nuestros frutos le serán agradables. Escuchemos.
SEGUNDA LECTURA: El hecho más importante de la fe cristiana es la resurrección de Cristo. Son importantes las palabras de san Pablo, "si Cristo no resucitó, la fe de ustedes es sólo ilusión y sus pecados no han sido perdonados" Escuchemos.
EVANGELIO: Jesús, después de orar toda la noche, elige a sus Apóstoles y sin demora les entrega el programa de las bienaventuranzas como fundamento de la vida cristiana. Este programa es para todos los bautizados. Escuchemos.
ORACIÓN UNIVERSAL
SAC.: Imploremos, hermanos, al Dios de misericordia, para que escuche nuestras súplicas y digámosle con fe:
TODOS: Padre, escúchanos.
- Para que la Iglesia sea siempre un ejemplo de sencillez, de desprendimiento de todo afán de riqueza y de poder. Oremos.
- Para que los ricos y los poderosos de este mundo descubran la voluntad de Dios y se pongan al servicio de la justicia y del bienestar para todos. Oremos.
- Para que los hombres y las mujeres que integran las fuerzas armadas reconozcan en Jesús su modelo de servicio dedicado, atento y respetuoso. Oremos.
- para que cada uno de nosotros seamos siempre levadura y testimonio de amor y solidaridad. Oremos.
SAC.: Dios nuestro, que derribas a los poderosos del trono y a los humildes los comas de bienes, escucha nuestras oraciones, atiende el clamor de los pobres y de los oprimidos, que se eleva a ti desde todas las regiones del mundo, rompe el yugo de la violencia y del egoísmo, que nos hace enemigos unos de otros, y haz que, acogiéndonos mutuamente como hermanos, seamos signos de una humanidad nueva reunida y unificada en el amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
TODOS: Amén
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