A ti, que eres pobre y pequeña,
que desconfías de mi amor y presencia,
que vives en el destierro y la periferia,
que evitas el silencio y la escucha,
que te abruma la soledad y la lejanía,
que estás marcada por los fracasos
y la melancolía,
que tienes hambre y sed de ternura,
que dudas de las cosas gratuitas,
que te sientes olvidada e incomprendida,
que te asfixia el peso de las estructuras,
que no encuentras lo que tanto anhelas cada día,
que te enfrían tantas y tantas rutinas,
que acumulas miedos y heridas,
que andas sin rumbo y perdida,
que has dejado de ser experta en cosas de la vida
que nadie te quiere por compañera,
que quedas excluida de las nuevas iniciativas,
que te andas dolida y quejosa,
que recibes el desprecio de quienes te miran,
que eres débil aunque tengas aires de grandeza,
que te consideran vieja y anacrónica,
que sufres tus propias incoherencias,
que te has convertido en hazmerreir
de los que triunfan,
que dudas del sentido de la historia y de tu vida,
que no puedes explicar lo que te pasa y desconcierta,
que estás más muerta que viva…
a ti te digo:
Talitha qumi.
¡Escucha, levántate y camina!
Florentino Ulibarri
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