Monición de entrada
Buenas noches (días, tardes) hermanos y hermanas en Cristo. Aunque tenemos fe y la practicamos. A veces hay pruebas grandes en nuestra vida cuando se hace difícil creer. En estos momentos recordemos las lecturas de hoy que nos dicen que Dios es omnipotente. El es creador de todo y tiene dominio sobre todo. Por su gran amor para cada uno de nosotros, Cristo murió para hacernos nuevas criaturas. Debemos buscar nuestra alegría en el Señor en todo momento. Pongámonos de pie para recibir al celebrante de esta Misa.
Primera lectura: Jb 38, 1. 8-11
Aquí se romperá la arrogancia de tus olas
La primera lectura, tomada del libro de Job, es preparación para el Evangelio de hoy. Las respuestas de Dios están llenas de luz y de sabiduría. Vemos que la mano benefactora de Dios se encuentra en todo; por ejemplo en la tempestad. El dominio de Dios sobre el mar es símbolo y recuerdo de la omnipotencia divina. Dios quiere que Job espere y confíe en Él. Escuchemos.
Segunda lectura: II Cor 5, 14-17
Nos apremia el amor de Cristo. Ha llegado lo nuevo
En la segunda lectura san Pablo dice que por la muerte y resurrección de Cristo, nosotros y el mundo somos una nueva creación. Entonces, nuestra manera de vivir debe ser según el Espíritu y no según la carne. También vivimos no para nosotros mismos sino para Dios y para los demás. Pongan atención.
Tercera lectura: Mc 4, 35-30
La tempestad calmada
El Evangelio es la narración de la tempestad en el mar. En el Antiguo Testamento Dios dominó las fuerzas contrarias del mar. Cristo en esta lectura lo calma él mismo. Él es más poderoso que las fuerzas que quieren destruir al ser humano. Él es Dios. Cristo pide fe de parte de los Apóstoles. Antes de proclamar el Evangelio, pongámonos de pie para cantar el Aleluya.
Oración Universal
1. Por los cristianos y las instituciones de la Iglesia que trabajan al servicio de los pobres. Roguemos al Señor.
2. Por los empresarios que se esfuerzan por mantener y crear puestos de trabajo. Roguemos al Señor.
3. Por los pobres, por los que no pueden participar de los bienes que Dios ha querido que fueran para todos. Roguemos al Señor.
4. Por los ricos que viven endurecidos en su riqueza. Roguemos al Señor.
5. Por las actividades que se realizan en la Iglesia, nuestra Diócesis de N. y en nuestra Parroquia N. Roguemos al Señor.
6. Por nosotros, y por nuestros familiares y amigos. Roguemos al Señor.
Exhortación final
Tomado de B. Caballero: La Palabra cada domingo, San Pablo, España, 1993, p. 340
Hoy te bendecimos, Padre, por Jesucristo, tu Hijo, señor de la creación y vencedor del mal y de la muerte.
Aunque a veces lo olvidemos, él camina siempre a nuestro lado en las borracas de la azarosa travesía del mar de la vida, y nos dice: ¿Por qué dudan, hombres y mujeres de poca fe?
Gracias, Señor, porque Cristo nos acompaña y alienta con la presencia de tu Espíritu, sin dejarnos solos ante el peligro.
Haz que te descubramos, “Dios dormido y ausente”, en medio de los múltiples proyectos, fracasos y aspiraciones, cansancios y esperanzas, frustraciones y anhelos de tantos hermanos, los hombres que sufren y esperan.
Amén.
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