La fuente del hacer y el decir de Jesús es Dios mismo, su voluntad. De ahí brota su radical confianza y libertad. Por eso sus palabras son verdaderas y remiten a gestos y acciones liberadoras que son Buena Noticia para las personas más olvidadas y excluidas. Jesús es la ternura y la misericordia de Dios en acción. Creer en Él es reproducir sus obras, con la ayuda del Espíritu, que más que a imitar o repetir esquemas nos mueve a la creatividad y a la novedad del amor en cada contexto y situación.
También como Felipe, nosotros y nosotras hoy, ante la densidad de la crisis que atravesamos anhelamos reconocer las huellas de Dios en la vida. El Evangelio vuelve a recordarnos que la fe cristiana no se vive en abstracto, sino que remite siempre a la carne, (1 Jn 4,2) a lo concreto, a lo histórico, en definitiva, al ejercicio del amor y su encarnación en gestos, obras y acciones. Un amor que incluye tres dimensiones: el amor a uno y a una misma con y reconocimiento y la valoración de los propios dones y capacidades para el bien común, el amor interpersonal y el amor político, como nos señala el papa Francisco en Fratelli Tutti.
El evangelista ya en capítulos anteriores nos ha señalado que Dios es amor y por tanto que allá donde detectemos la presencia del amor podemos rastrear las huellas de Dios (Jn 4,12) porque La voluntad de Dios no es” jugar al escondite” con la humanidad, sino que el Dios de Jesús es un Dios accesible. Pero requiere una sensibilidad abierta y depurar nuestras imágenes sobre Él, hacernos conscientes de los ídolos en los que hemos ido deformándolo y que nos impiden descubrir el rostro del Dios vivo: el Abba de Jesús.
El Abaa de Jesús no nos suple ni nos resuelve nada, pero nos acompaña y sostiene en todo. Un Dios que no actúa directamente en la historia, ni para causar el mal ni para evitarlo, que no es un dios mágico o milagrero, pero que nos asegura que si ponemos nuestra confianza en Él y nos dejamos configurar por su Palabra y la sensibilidad del Evangelio su Espíritu actuará en nosotros y nos hará fecundos y creativas en el amor. Seremos testigos de lo inédito.
Pepa Torres Pèrez, A.C.J.
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