Te vas, Señor, pero te quedas en el Evangelio
Te vas, Señor, pero vives en los que te amamos
Te vas, Señor, pero hablas en los que dan testimonio de Ti
Te vas, Señor, pero te dejas comer en la Eucaristía
Te vas, Señor, pero te haces audible por la oración
Te vas, Señor, pero te dejas adorar en el Sagrario
Te vas, Señor, pero te dejas abrazar en el prójimo
Te vas, Señor, pero te dejas ver en el que sufre
Te vas, Señor, pero te haces visible en el amor
Te vas, Señor, pero gritas en el que habla en tu nombre
Te vas, Señor, pero vendrás en un nuevo soplo del Espíritu
Te vas, Señor, pero nos enviarás la fuerza de tu presencia
Te vas, Señor, pero nos darás el hálito de tu vivir
Te vas, Señor, pero andarás en los pies de tus enviados
Te vas, Señor, pero tu nombre será universalmente conocido
Te vas, Señor, pero vivirás en los que guardan tus mandamientos
Te vas, Señor, pero tu Iglesia es signo de tu presencia
Te vas, Señor, pero tu partida nos hace madurar
Te vas, Señor, pero tu Ascensión es suerte que nos aguarda
Te vas, Señor, pero tu vida en el cielo es plenitud de felicidad
Te vas, Señor, pero tu estar en el cielo, es garantía y seguridad de todo lo que nos espera
cuando se vive, como Tú lo has hecho, primero en la tierra
Te vas, Señor, pero más que nunca…vemos que te quedas.
Amén.
Javier Leoz
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