Javier Leoz
NO DEJES DE SALIR…SEÑOR
Porque, sin Ti, el mundo se enfría
Porque, sin Ti, el hombre se envilece
Porque, sin Ti, olvidamos que el amor es fuente de felicidad
Porque, sin Ti, nuestra tierra es huérfana.
No dejes de salir, ni un solo año, Señor:
Porque seguimos necesitando tu pan multiplicado
Porque somos tan débiles como ayer
Porque, nuestros pecados, pueden a veces con la virtud
Porque, nuestras almas, se llenan de trastos inservibles
No dejes de salir, en el Corpus, Señor:
Y, si ves que nos hemos alejado de ti,
Y, si ves que te hemos dado la espalda,
Alcánzanos de frente para nunca más olvidarte
Y, si ves que hemos perdido el apetito de lo divino,
acércanos el cáliz de tu amor y de tu perdón.
Sí, Señor; ¡no dejes de salir en custodia!
Y, deja, que nos arrodillemos ante Ti:
cuando Tú lo hiciste ante nosotros en Jueves Santo
Y, deja, que te hablemos al corazón de la Custodia
cuando Tú, lo hiciste en cada uno de los nuestros
Y, deja, que presentemos al mundo este manjar
cuando, Tú, nos lo dejaste en sencilla mesa
Y, deja, que nos miremos los unos a los otros
para cantar contemplando este Misterio.
¡No dejes de salir, Señor!
Que nadie ocupe el lugar que te corresponde en el mundo
Que nadie turbe la paz y la calma del día del Corpus
Que nadie, creyéndose rey, se sienta más importante
que Aquel otro, que siéndolo, se hace una vez más siervo.
¡No dejes de salir, Señor!
Aquí tienes nuestros corazones: haz de ellos una patena
Aquí tienes nuestras mentes: haz de ellas un altavoz
Aquí tienes nuestras manos: haz de ellas una carroza
Aquí tienes nuestros ojos: haz de ellos dos diamantes
Aquí tienes nuestras almas: haz de ellas el oro de tu custodia
Aquí tienes nuestros cuerpos: haz de ellos las más auténticas
custodias que nunca se cansen de anunciar por todo el mundo
que sigues viviendo y permaneciendo eternamente presente
en el gran milagro de la eucaristía.
¡No dejes de salir, Señor!
¿Nos dejas acompañarte?
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