Señor, hoy he salido a buscarte.
He dejado mi casa,
mi calle,
mi barrio,
y me he adentrado por otros caminos,
por otros lugares y arrabales.
Pronto he sentido la noche
de la soledad,
del agobio y del miedo,
y, como un niño huérfano,
he comenzado a buscarte
en sombras y rincones,
en esquinas y cruces.
Tropecé con personas semejantes,
con niños de la calle vendiendo dulces
lustrando botines, pidiendo limosna,
cargando miseria,
comerciando un soplo de vida;
con hermanos a la intemperie,
sin padres,
sin cariño,
sin nombre,
sin futuro,
sin hambre,
hermanos de nadie.
Señor, hoy tropecé contigo;
he visto tu rostro más cerca
y con más detalle.
Florentino Uribarri
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario