09 enero 2024

Moniciones y Lecturas 14 de enero de 2024 – II Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo B

 

Monición de entrada

Buenos días (tardes, noches) queridos hermanos, acabamos de salir de las fiestas navideñas y entramos en el Tiempo Ordinario (hoy en su II domingo), la vida «normal» también en el ámbito cristiano.

Hoy todavía no iniciamos la lectura de Marcos. Cada año en este segundo domingo escuchamos el evangelio de Juan en unas páginas que vienen a ser como una prolongación de las «manifestaciones» del tiempo de Navidad y Epifanía.

Moniciones a las lecturas

Monición única para todas las lecturas

Las lecturas de este domingo podrían resumirse en dos palabras: llamada y seguimiento. Dios llama a Samuel y Jesús a sus discípulos. En ambos casos aparece un personaje que indica la identidad del que llama: Elí sabe que se trata de Dios y Juan Bautista indica quién es Jesús. El salmo y Pablo dan pistas de por dónde ha de ir la respuesta a esa llamada: el ofrecimiento de la propia vida. Dispongamos nuestros oídos y nuestro corazón para escuchar esta Palabra.

Moniciones para cada lectura

Monición a la primera lectura (1 Samuel 3, 3b-10. 19)

Samuel había sido dedicado por sus padres, Ana y Elcaná, al servicio del templo. Hoy, a su corta edad, y dentro del contexto vocacional de este domingo, escucharemos la elección de Samuel para una gran misión.

PRIMERA LECTURA

Lectura del primer libro de Samuel 3, 3b-10. 19

En aquellos días, Samuel estaba acostado en el templo del Señor, donde estaba el arca de Dios. El Señor llamó a Samuel, y él respondió:

—«Aquí estoy».

Fue corriendo a donde estaba Elí y le dijo:

—«Aquí estoy; vengo porque me has llamado».

Respondió Elí:

—«No te he llamado; vuelve a acostarte».

Samuel volvió a acostarse.

Volvió a llamar el Señor a Samuel.

Él se levantó y fue donde estaba Elí y le dijo:

—«Aquí estoy; vengo porque me has llamado».

Respondió Elí:

—«No te he llamado, hijo mío; vuelve a acostarte».

Aún no conocía Samuel al Señor, pues no le había sido revelada la palabra del Señor.

Por tercera vez llamó el Señor a Samuel, y él se fue donde estaba Elí y le dijo:

—«Aquí estoy; vengo porque me has llamado».

Elí comprendió que era el Señor quien llamaba al muchacho, y dijo a Samuel:

—«Anda, acuéstate; y si te llama alguien, responde: «Habla, Señor, que tu siervo te escucha»».

Samuel fue y se acostó en su sitio. El Señor se presentó y le llamó como antes:

—«¡Samuel, Samuel!».

Él respondió:

—«Habla que tu siervo te escucha».

Samuel crecía, y el Señor estaba con él; ninguna de sus palabras dejó de cumplirse.

Palabra de Dios.

Monición al salmo responsorial (Salmo 39)

El salmo 39 refleja la disposición que ha de tener uno que es llamado por Dios. Como una disposición personal al llamado de Dios a cada uno de nosotros, responderemos:

Salmo responsorial: Salmo 39, 2 y 4ab. 7. 8-9. 10

R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito;
me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios. R.

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio. R.

Entonces yo digo: «Aquí estoy
— como está escrito en mi libro—
para hacer tu voluntad».
Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas. R.

He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios;
Señor, tú lo sabes. R.

Monición a la segunda lectura (1 Corintios 6, 13c-15a. 17-20)

A partir de hoy, y durante cinco domingos, escuchamos una selección de la primera carta de San Pablo a los cristianos de Corinto.
El pasaje que hoy escucharemos nos ofrece el pensamiento de Pablo sobre el cuerpo humano.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 6, 13c-15a. 17-20

Hermanos:

El cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor; y el Señor, para el cuerpo.

Dios con su poder, resucitó al Señor y nos resucitará también a nosotros.

¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo?

El que se une al Señor es un espíritu con él.

Huid de la fornicación. Cualquier pecado que cometa el hombre queda fuera de su cuerpo. Pero el que fornica peca en su propio cuerpo. ¿O es que no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo? Él habita en vosotros porque lo habéis recibido de Dios.

No os poseéis en propiedad, porque os han comprado pagando un precio por vosotros.

Por tanto, ¡glorificad a Dios con vuestro cuerpo!

Palabra de Dios.

Monición al Evangelio (Juan 1, 35-42)

Escucharemos a continuación el testimonio que Juan da sobre Jesús; testimonio que provoca también el llamado a otros más para seguir al Mesías.

EVANGELIO

 Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 35-42

En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice:

—«Éste es el Cordero de Dios».

Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta:

—«¿Qué buscáis?».

Ellos le contestaron:

—«Rabí (que significa Maestro), ¿Dónde vives?».

Él les dijo:

—«Venid y lo veréis».

Entonces fueron, y vivieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; serían las cuatro de la tarde.

Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice:

—«Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo)».

Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo:

—«Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce Pedro)».

Palabra del Señor.

Oración de los fieles

Opción 1

Presidente: Oremos al Señor que nos habla y también que nos escucha. Con esa confianza expresémosle nuestras necesidades diciendo todos:

Señor, escucha el clamor de tu pueblo.

  1. Por la Iglesia; para que permanezca atenta, como Samuel, a la llamada de Dios en los signos de los tiempos, para servir al Señor en el mundo. Oremos.
  2. Por los que tienen alguna noticia de Cristo y lo buscan con sincero corazón; para que descubran quién es y, creyendo en Él, le sigan, sin ponerle ninguna condición. Oremos.
  3. Por los llamados con vocación especial al ministerio sacerdotal y ala profesión de vida religiosa; para que perseveren en fidelidad y en santidad, para ser modelos a seguir, en en estos tiempos difíciles para la Iglesia. Oremos.
  4. Por los que gobiernan las naciones, llamados a servir al pueblo que los eligió, para que lo hagan con honradez y transparencia. Oremos.
  5. Por todos los que sufren por los desastres naturales, para que Dios proteja sus vidas y les auxilie en todas sus necesidades. Oremos.
  6. Por nosotros, que permanecemos, como los discípulos, aquí con el Señor; para que sepamos buscarle hasta encontrarle en nuestra vida de cada día, en nuestras relaciones con los demás. Oremos.

Presidente: Vuelve tu mirada, Señor, y escucha la oración de todos nosotros, que estamos aquí en tu presencia y queremos hacer tu voluntad. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Opción 2

  1. Por el pueblo Santo de Dios, para que manifieste la fidelidad al mensaje evangélico viviendo el amor hacia los enemigos y la solidaridad con todos. Oremos.
  2. Por todos los jóvenes llamados a la vida sacerdotal o religiosa, para que, como Samuel, sea el mismo Dios quien los ilumine en tomar una decisión.
  3. Oremos.
  4. Por los pueblos de la tierra, para que la acción del Espíritu Santo suscite apóstoles como Pablo, que lleven a toda lengua y cultura el anuncio del Evangelio. Oremos.
  5. Por los enfermos y los que sufren, que esperan el apoyo de una mano amiga, para que encuentren en la Iglesia y sus miembros un gesto de solidaridad humana y cristiana. Oremos.
  6. Por todos nosotros y nuestra asamblea, para que la llamada del Señor resuene profundamente en nuestro espíritu y respondamos con una sincera conversión. Oremos.

Presidente: Padre de amor, escucha la oración que te hemos presentado en nombre de tu Hijo, quien vino al mundo para iluminarnos con su luz, rescatándonos de las tinieblas para conducirnos a la gloria de tu presencia. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Presentación de las Ofrendas

Con el pan y el vino, ofrezcamos ahora también nuestra vida al servicio de Dios en su Iglesia.

Comunión

«Éste es el Cordero de Dios», nos ha dicho Juan, presentándonos a Jesús. Acerquémonos ahora a recibir al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Cantemos…

Final

Con el salmo 39 hemos hecho hoy un compromiso: Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad. Dispuestos a cumplirlo en nuestro quehacer cotidiano, nos retiramos a nuestros hogares.

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