21 noviembre 2023

DOMINGO 34 DEL T. ORDINRIO /A CRISTO REY PASTOR Y JUEZ

 J.R. Flecha

“Yo voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carnero y macho cabrío”. Así concluye el oráculo en el que el profeta Ezequiel presenta a Dios como el pastor. Él no es indiferente a la
suerte de su rebaño. Es cierto que busca y cuida atentamente a las ovejas y a las cabras. Pero también es cierto que no ignora la diferente conducta de unas y otras (Ez 34,17).
Con el salmo responsorial recordamos una de las oraciones más queridas tanto por el pueblo de Israel como por la comunidad cristiana. La imagen del buen pastor fue reproducida con frecuencia en las catacumbas romanas. Hoy proclamamos de nuevo nuestra confianza en el Señor, que se ocupa de nosotros: “El Señor es mi pastor, nada me falta” (Sal 22,1).
En esta fiesta de Jesucristo, Rey del Universo, leemos que san Pablo anuncia a los fieles de Corinto que Cristo ha de entregar el reino a Dios Padre, cuando haya aniquilado todo principado, poder y fuerza (1 Cor 15,20-28).

ACOGIDA Y RECHAZO
El capítulo 25 del evangelio de Mateo contiene tres admirables textos sobre la esperanza. Tras las imágenes de las jóvenes y sus lámparas y la de los criados que reciben los talentos, en este último domingo del año litúrgico, Jesús presenta al Hijo del hombre como un rey-pastor que separa las ovejas de las cabras (Mt 25,31-46).
• A los que están a su derecha el Rey los acogerá con la amabilidad de una bendición y de una inefable promesa: “Venid, benditos de mi Padre. Heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo” (Mt 25,34).
• En cambio, a los que se encuentran a su izquierda el Rey los rechazará con la tremenda dureza que evoca la maldición: “Apartaos de mí, malditos. Id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles” (Mt 25,41).

EL EXAMEN FINAL
El criterio para separar a unos de los otros no es la raza o la cultura. Tampoco los distinguen su fe y sus prácticas religiosas. Creyentes y no creyentes serán examinados según el mismo protocolo, como ha escrito el papa Francisco en su exhortación sobre la santidad.
Unos y otros se dirigirán al juez con la misma pregunta que revela su asombro.
• “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos?” Esa es la pregunta de los que han entregado su tiempo y su atención a los más pobres y abandonados de la tierra. A esa pregunta responde el Rey con una revelación de su identidad y su presencia: “Lo que hicisteis con uno de estos mis hermanos más pequeños, lo hicisteis conmigo” (Mt 25,40).
• “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed… y no te asistimos?” Esa es la pregunta y la excusa de los que se han preocupado tan solo de su propia comodidad. A ellos responde el Rey con el lamento de todos los marginados por el desprecio humano: “Lo que no hicisteis con uno de estos, los más pequeños, tampoco lo hicisteis conmigo” (Mt 25,45).
En la verdadera evaluación de la historia, el Rey-pastor nos juzgará por nuestra conducta personal e institucional, por nuestra generosidad o nuestro egoísmo. Él ya nos ha revelado las preguntas a las que todos hemos de responder en el examen final.
- Señor Jesús, en su carta sobre la esperanza, Benedicto XVI escribió que la meditación sobre el juicio último es una de las escuelas para aprender a vivir esa hermosa virtud teologal.
No permitas que olvidemos la tarea sobre la cual seremos examinados. Amén.

LOS MÁS PEQUEÑOS

“Lo que hicisteis con uno de estos mis hermanos más pequeños,
lo hicisteis conmigo” (Mt 25,40)”.

1. Ante las injusticias y las mentiras de hoy, se suele decir que algún día la historia habrá de juzgar. Pero ¿somos capaces de imaginar quiénes son los que en el futuro analizarán y escribirán la historia del presente?
2. Si deseamos promover la justicia ¿no deberíamos dedicar un tiempo para preguntarnos quiénes son los más pequeños en nuestra sociedad?
3. ¿Será suficiente con descubrir y reconocer a los más pequeños y marginados o habrá que prestarles una atención personal?
4. Aun suponiendo una buena intención personal con relación a los más débiles, ¿no habrá que luchar para crear estructuras basadas en la justicia y la solidaridad?
5. ¿Qué puede implicar para la Iglesia y para nuestras comunidades cristianas que Jesús reconozca como hermanos a los más pequeños y a los más débiles de este mundo?
6. Algunas personas dicen que se dirigen a Dios, pero Dios no les responde. ¿Lo habrán buscado en los más pequeños con los que Jesús se identifica?
7. Con frecuencia yo me examino sobre mi oración. ¿No tendré que preguntarme también quiénes son los pequeños con los que Jesús se me presenta cada día?

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