José Román Flecha
“Voy a cantar en nombre de mi amigo un canto de amor a su viña” (Is 5,1). Es muy hermoso ese poema de Isaías sobre la viña del amigo. Nos lleva a imaginar el viñedo y el cercado, el lagar y la atalaya. Desde ella el guarda vigila el campo en que el amigo ha plantado las mejores cepas que ha encontrado.
El dueño espera que la viña produzca las uvas más sabrosas de la región. Pero al tiempo de la vendimia solo agrazones encuentra en ella. Con esas uvas agrias nunca podrá tener un
buen vino. El profeta explica que la viña representa la casa y el pueblo de Israel. El Señor esperaba encontrar justicia y solo encontró engaños y maldad.
También hoy podemos rezar con el salmo 79: “Señor, vuélvete: mira desde el cielo, fíjate; ven a visitar tu viña, la cepa que tu diestra plantó y que tú hiciste vigorosa”.
LA MÁS DURA TRAICIÓN
Por tercer domingo consecutivo leemos en el evangelio una parábola que utiliza la imagen de la viña (Mt 21,33-43). También en esta ocasión Jesús se dirige a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo. Comienza evocando el canto de Isaías a la viña del amigo, pero después introduce su interpretación personal.
• En el poema de Isaías se reflejaba la decepción del dueño ante los malos frutos conseguidos. Había preparado su viña, pero no encontró las buenas uvas que esperaba. Israel no respondió a la elección y a la atención que Dios le había dispensado.
• En la parábola que expone Jesús, ya no es la viña la que produce malos frutos. Ahora son los labradores encargados de cuidarla quienes se niegan a entregar los frutos a su amo y
hasta injurian y matan a los criados que el dueño de la viña les envía.
• Finalmente, se añade que el dueño de la viña envía a su propio hijo para reclamar a los labradores los frutos que le corresponden. Pero aquellos traidores expulsan de la viña al
heredero y lo matan con la intención de apropiarse de la viña.
EL PASADO Y EL FUTURO
En boca de Jesús, esta parábola de la viña y los malos viñadores nos recuerda que Dios ha enviado profetas a su pueblo, pero han sido maltratados. Y nos enseña que en el momento
culminante de la historia, él envía a su Hijo y también él es condenado a muerte.
• “Cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?” Esa es la pregunta que Jesús dirige a los responsables de su pueblo. Con ella los invita a recordar la
historia pasada de Israel. Y espera que, en el presente, reflexionen sobre su propia responsabilidad en el rechazo del Mesías.
• “Arrendará la viña a otros labradores, que le entreguen los frutos a su tiempo”. Es cierto que los oyentes se refieren al futuro, pero no parecen dispuestos a comprender que el
recuerdo del pasado es ahora una interpelante profecía.
- Padre nuestro que estás en el cielo, también a nosotros has confiado la tarea de cultivar tu viña y entregarte los frutos que te corresponden. Sin embargo, también nosotros
despreciamos a los mensajeros que tú nos envías cada día e ignoramos el mensaje y la vida de tu Hijo. Perdona nuestra infidelidad y ayúdanos a entregarte los frutos que tú esperas. Amén.
LOS LABRADORES INFIELES
“Cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?” (Mt 21,40)
1. A lo largo de la historia de Israel la viña representa con frecuencia a aquel pueblo elegido por Dios. ¿Por qué recuerda Jesús que los enviados por Dios habían sido perseguidos y aun asesinados?
2. La antigua parábola de la viña introducía además una dramática novedad. ¿Qué podía significar que los viñadores asesinaban al hijo del dueño?
3. ¿Qué aplicación puede tener para nuestra sociedad actual esta parábola de los labradores infieles?
4. Como conclusión a su parábola, Jesús introduce una pregunta sobre la reacción con la que el dueño de la viña puede responder a la crueldad de los viñadores. ¿Hasta qué punto esa pregunta puede ser interpelante para nosotros?
5. Los oyentes de Jesús admiten que la respuesta del dueño a la infidelidad de los labradores habría de ser muy dura. ¿Somos conscientes de lo que eso supone para los que hemos recibido el encargo de cultivar la viña del Señor?
6. En la parábola de los viñadores infieles se apunta a la elección de nuevos labradores que sean más responsables en su servicio. ¿Qué puede significar esa perspectiva para la sociedad y para la Iglesia?
7. ¿Estoy yo decidido a trabajar con seriedad en la viña que Dios me ha confiado, a recibir con docilidad y gratitud a los mensajeros que él me envía y a reconocer la autoridad de Jesús?
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