R I T O S I N I C I A L E S
CANTO DE ENTRADA.
Esta es tu fiesta, Señor; es nuestra fiesta; esta es la fiesta en el día del Señor, esta es tu fiesta, Señor, es nuestra fiesta; esta es la fiesta que nos une en el amor.
Y cantaremos nuestro gozo y alegría de estar unidos en un mismo corazón. Comulgaremos tu Palabra porque es vida, comulgaremos con tu pan porque es amor.
SALUDO Y MONICIÓN.
ACTO PENITENCIAL.
GLORIA.
ORACIÓN COLECTA.
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA.
Lectura del libro de Isaías 25, 6-10a.
Preparará el Señor del universo para todos los pueblos, en este monte, un festín de manjares suculentos, un festín de vinos de solera; manjares exquisitos, vinos refinados.
Y arrancará en este monte el velo que cubre a todos los pueblos, el lienzo extendido sobre todas las naciones.
Aniquilará la muerte para siempre.
Dios, el Señor, enjugará las lágrimas de todos los rostros, y alejará del país el oprobio de su pueblo —lo ha dicho el Señor—.
Aquel día se dirá: «Aquí está nuestro Dios. Esperábamos en él y nos ha salvado. Este es el Señor en quien esperamos. Celebremos y gocemos con su salvación, porque reposará sobre este monte la mano del Señor.
PALABRA DE DIOS
SALMO RESPONSORIAL. Salmo 22.
Antífona: Habitaré en la casa del Señor por años sin término.
El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas.
Me guía por el sendero justo, por él honor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan.
Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término.
SEGUNDA LECTURA.
Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Filipenses 4, 12-14. 19-20.
Hermanos:
Sé vivir en pobreza y abundancia. Estoy avezado en todo y para todo: a la hartura y al hambre, a la abundancia y a la privación. Todo lo puedo en aquel que me conforta. En todo caso, hicisteis bien en compartir mis tribulaciones.
En pago, mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades con magnificencia, conforme a su riqueza en Cristo Jesús.
A Dios, nuestro Padre, la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
PALABRA DE DIOS
ALELUYA.
Antífona: El Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine los ojos de nuestro corazón, para que comprendamos cuál es la esperanza a la que nos llama.
EVANGELIO.
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 22, 1-14.
En aquel tiempo, volvió a hablar Jesús en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo: «El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo; mandó a sus criados para que llamaran a los convidados, pero no quisieron ir. Volvió a mandar otros criados encargándoles que dijeran a los convidados: "Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas y todo está a punto. Venid a la boda".
Pero ellos no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios, los demás agarraron a los criados y los maltrataron y los mataron.
El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad.
Luego dijo a sus criados: "La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos y a todos los que encontréis, llamadlos a la boda".
Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo: "Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin el vestido de boda?".
El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los servidores: "Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.
Porque muchos son los llamados, pero pocos los elegidos"».
PALABRA DEL SEÑOR
HOMILÍA.
CREDO.
ORACIÓN DE LOS FIELES.
LITURGIA EUCARÍSTICA
OFERTORIO.
Canto:
Señor del universo, bendito seas por este pan de trigo que da la tierra. Venga a nosotros tu Pan de cada día que es vida y gozo.
Bendito seas siempre, Señor del cielo, por el vino que has puesto en los viñedos. Danos tu vino, que es fuerza y alegría para tus hijos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS.
PREFACIO Y SANTO.
PLEGARIA EUCARÍSTICA.
RITO DE LA COMUNIÓN
PADRE NUESTRO.
RITO DE LA PAZ.
CORDERO DE DIOS.
COMUNIÓN.
Canto:
Donde hay caridad y amor, allí está el Señor, allí está el Señor.
Una sala y una mesa, una copa, vino y pan, los hermanos compartiendo en amor y en unidad. Nos reúne la presencia y el recuerdo del Señor, celebramos su memoria y la entrega de su amor.
Invitados a la mesa del banquete del Señor, recordamos su mandato de vivir en el amor. Comulgamos en el Cuerpo y en la Sangre que él nos da, y también en el hermano si lo amamos de verdad.
Este pan que da la vida y este cáliz de salud nos reúne a los hermanos en el nombre de Jesús. Anunciamos su memoria, celebramos su pasión, el misterio de su muerte y de su resurrección.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN.
Gracias, Señor, por quedarte junto a nosotros hecho alimento, para el camino.
Gracias por las llamadas que continuamente nos haces a participar del banquete de la Eucaristía, unidos como hermanos.
Ayúdanos a vivir cada día como verdaderos hijos tuyos, atentos a las necesidades de los que nos rodean y con un corazón abierto a tus llamadas.
Rompe nuestro egoísmo, nuestra comodidad, nuestra tibieza, que muchas veces nos impiden acudir a tus llamadas, de forma que, siempre estemos preparados y dispuestos, para acudir dignamente al banquete definitivo.
ORACIÓN.
RITO DE CONCLUSIÓN.
BENDICIÓN Y DESPEDIDA.
Canto.
Id por el mundo y proclamad la Buena Nueva del Señor: Dios es amor, liberación, y de los hombres salvación. Dios es amor, liberación, y de los hombres salvación.
Cristo nos une en su altar. Él nos ofrece su pan. Su Palabra es verdad y su manjar fraternidad. Su Palabra es verdad y su manjar fraternidad.
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