06 septiembre 2023

Si reprendes a tu hermano y te hace caso, has salvado a tu hermano

 «Si tu hermano ha pecado contra ti, ve y repréndelo a solas; si te escucha, habrás ganado a tu hermano; pero si no te escucha, toma todavía contigo uno o dos, para que toda causa sea decidida por la palabra de dos o tres testigos. Si no quiere escucharles, dilo a la comunidad; y si tampoco quiere escuchar a la comunidad, considéralo como pagano y publicano. Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo».

«Os aseguro que, si dos de vosotros se ponen de acuerdo sobre la tierra, cualquier cosa que pidan les será concedida por mi Padre celestial. Porque donde hay dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».

Mateo 18, 15-20

PARA MEDITAR

Nos dice Jesús que donde estemos reunidos dos o tres cristianos en su nombre, que allí estará Él con nosotros. Jesús nos dice que no nos va a dejar sólos. Pero también quiere que nosotros no dejemos sólo a nadie. Quiere que estemos juntos, que nos ayudemos unos a otros.
En estos meses de la pandemia del Coronavirus es más difícil estar con los demás, pero no es imposible. Se trata de hacer las cosas de otra manera para que podemos estar juntos y podamos ayudarnos unos a otros. Las personas hemos sido pensadas para estar unos con otros, para ayudarnos unos a otros. Tenemos que seguir creciendo en unidad entre todos y en estar siempre atentos a lo que necesitan otras personas.

PARA HACER VIDA EL EVANGELIO

  • Escribe algún momento importante en tu parroquia en el que hayas vivido un momento chulo con otras personas.
  • ¿Por qué quiere Jesús que los cristianos estemos unidos unos a otros? ¿Qué podemos hacer todos los cristianos juntos?
  • Escribe algo que puedas hacer junto con la personas de tu parroquia este curso que comienza.

ORACIÓN

Tú nos perdonas siempre,
contigo todo es fácil.
A nosotros, en cambio,
nos cuesta perdonar.
Decimos que olvidamos,
pero nuestra cabeza guarda,
y se nos escapa el reproche
en cualquier ocasión.
Ayúdanos, Señor, a perdonar
a tu manera,
sin guardar recuento
de ningún mal.
Regálanos tu amnesia, Señor, esa que Tú tienes
y que olvida al momento
cualquier cosa que te hagan.
Danos un corazón blando
como el tuyo,
que perdona al instante
y no guarda rencor.

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