Moniciones para el Décimo Segundo Domingo del Tiempo Ordinario
Ciclo A
Entrada
Buenas, días, tardes, noches:
Hoy es un día muy especial, nos congregamos para la celebración eucarística, donde el Señor nos invita a no temer, reconocerlo como nuestro Salvador y Él te premiará ante su Padre en reino celestial. Hoy la Iglesia nos pide que seamos forjadores de hombres y mujeres de bien, donde tú seas el modelo a seguir.
Primera lectura: Jr 20, 10-13: “Libró la vida del pobre de manos de los impíos”
El profeta Jeremías siente el temor de perder su vida porque anuncia el castigo de Dios a los que hacen lo que no le agrada. Nosotros no estamos exentos de esa sentencia. Volvamos nuestros ojos al Señor y sigamos su camino para que, al igual que al profeta, Dios salve nuestra vida.
Segunda lectura: Romanos 5, 12-15: “El don no se puede comparar con la caída”
San Pablo, en su carta a los romanos, trae a nuestra atención un hecho muy conocido de todos: nos habla del pecado original y su efecto sobre la humanidad, pero igualmente nos presenta a Jesús como redentor del mundo. Por Adán vino el pecado, la desobediencia y la muerte. Por Cristo, la justificación, la obediencia y la vida. Cristo venció el pecado y nos ofrece la vida eterna.
Tercera lectura: San Mateo 10, 26-33: “No tengan miedo a los que matan el cuerpo”
Hemos escuchado muchas veces que el Señor protege a los que le profesan; así mismo castiga a los que le niegan. Hoy san Mateo te invita a tomar partido y te dice cuáles son las consecuencias de estar en un lado o de otro.
Para la Oraci¢n Universal:
A cada invocación respondemos, por favor: “Señor, en ti confío.
- Por los cristianos que tienen miedo de dar testimonio de su fe en sus ambientes, roguemos al Señor...
- Por los que cometen toda clase de violencias contra los que no piensan como ellos, roguemos al Señor...
- Por los que sufren por cualquier causa, víctimas del odio, de la incomprensión, roguemos al Señor...
- Por los presbíteros de nuestra comunidad, para que el Señor obre en ellos y sean ejemplo para nosotros en el fortalecimiento de la familia y en el amor de Cristo, roguemos al Señor...
- Por nuestros jóvenes, para que reconozcan en nosotros las personas que están siempre prestas ayudarlos a salir hacia delante...
- Por cada uno de nosotros, para que el Señor perdone nuestras faltas y derrame sobre todos su amor infinito, roguemos al Señor...
Exhortación Final
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 144)
Dios Padre nuestro, hoy reconocemos
humildemente ante ti que múltiples temores,
recelos y dudas nos asaltan: miedo a la vida,
miedo a nuestro destino, miedo al ridículo,
miedo a confesar abiertamente nuestra fe ante la gente.
Pero Jesús nos dice:
No tengan miedo a nada ni a nadie;
su suerte es la mía, y yo estoy siempre con ustedes.
Ante la presión ambiental haznos fuertes, Señor,
para que no claudiquemos en nuestras convicciones y creencias.
Danos valor y audacia para ser testigos del reino de Dios,
y amor generoso para acompañar a nuestros hermanos,
los hombres, en la difícil conquista del sentido de la vida.
Amén.
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