R I T O S I N I C I A L E S
CANTO DE ENTRADA.
Jesús está entre nosotros, Él vive hoy y su espíritu a todos da. Jesús razón de nuestra vida, es el Señor, nos reúne en pueblo de amor.
Nuestras existencias hoy te alaban, nuestros corazones te dan gracias. Tú eres amor, tú eres canción.
SALUDO Y MONICIÓN.
ASPERSIÓN DEL AGUA.
Canto:
Una nueva vida. Tu misma vida. Una nueva familia. Tu misma familia. Hijos tuyos para siempre.
Por medio del bautismo renacemos, en agua que nos salva nos bañamos, pasamos de la carne y de lo humano al mundo de la gracia y de lo eterno.
GLORIA.
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
ORACIÓN COLECTA.
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA.
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 6, 1-7.
En aquellos días, al crecer el número de los discípulos, los de lengua griega se quejaron contra los de lengua hebrea, porque en el servicio diario no se atendía a sus viudas. Los Doce, convocando a la asamblea de los discípulos, dijeron: «No nos parece bien descuidar la palabra de Dios para ocuparnos del servicio de las mesas. Por tanto, hermanos, escoged a siete de vosotros, hombres de buena fama, llenos de espíritu y de sabiduría, y los encargaremos de esta tarea; nosotros nos dedicaremos a la oración y al servicio de la palabra».
La propuesta les pareció bien a todos y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo; a Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas y Nicolás, prosélito de Antioquía. Se los presentaron a los apóstoles y ellos les impusieron las manos orando.
La palabra de Dios iba creciendo y en Jerusalén se multiplicaba el número de discípulos; incluso muchos sacerdotes aceptaban la fe.
PALABRA DE DIOS
SALMO RESPONSORIAL. Salmo 32.
Antífona: Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
Aclamad, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos. Dad gracias al Señor con la cítara, tocad en su honor el arpa de diez cuerdas.
Que la palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales; él ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra.
Los ojos del Señor están puestos en quien lo teme, en los que esperan su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre.
SEGUNDA LECTURA.
Lectura de la primera carta del apóstol San Pedro 2, 4-9.
Queridos hermanos:
Acercándoos al Señor, piedra viva rechazada por los hombres, pero elegida y preciosa para Dios, también vosotros, como piedras vivas, entráis en la construcción de una casa espiritual para un sacerdocio santo, a fin de ofrecer sacrificios espirituales agradables a Dios por medio de Jesucristo.
Por eso se dice en la Escritura: “Mira, pongo en Sión una piedra angular, elegida y preciosa; quien cree en ella no queda defraudado”.
Para vosotros, pues, los creyentes, ella es el honor, pero para los incrédulos «la piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular», y también «piedra de choque y roca de estrellarse»; y ellos chocan al despreciar la palabra. A eso precisamente estaban expuestos.
Vosotros, en cambio, sois un linaje elegido, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo adquirido por Dios para que anunciéis las proezas del que os llamó de las tinieblas a su luz maravillosa.
PALABRA DE DIOS
ALELUYA.
Antífona: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida –dice el Señor-; nadie va al Padre, sino por mí.
EVANGELIO.
Lectura del Santo Evangelio según San Juan 14, 1-12.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no, os lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar. Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino».
Tomás le dice: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?».
Jesús le responde: «Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto».
Felipe le dice: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta».
Jesús le replica: «Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las obras.
En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aun mayores, porque yo me voy al Padre.
PALABRA DEL SEÑOR
HOMILÍA.
CREDO.
ORACIÓN DE LOS FIELES.
LITURGIA EUCARÍSTICA
OFERTORIO.
Canto:
Te vengo a ofrecer, te vengo a ofrecer, ¡oh mi Salvador! El vino y el pan, el vino y el pan de nuestro sudor.
Te vengo a ofrecer, te vengo a ofrecer con todo mi ser, el vino y el pan la tierra y el sol y mi corazón. El vino y el pan la tierra y el sol y mi corazón.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS.
PREFACIO Y SANTO.
PLEGARIA EUCARÍSTICA.
RITO DE LA COMUNIÓN
PADRE NUESTRO.
RITO DE LA PAZ.
CORDERO DE DIOS.
COMUNIÓN.
Canto:
Quédate, Señor, quédate conmigo; quédate, soy un peregrino. Quédate, Señor, largo es el camino de tu Pascua y de tu luz seré testigo, de tu pan y tu vino, mendigo, de tu pan y tu vino, mendigo. Quédate, Señor.
¡Oh Señor, mi Señor! Caminando a tu lado escucho tu voz: ¡Oh Señor, mi Señor! Tú renuevas mi amor y me llamas tu amigo, y a tu lado mi camino se orienta contigo, Señor, para ser tu testigo.
Emaús, preparada la cena, los ojos despiertan, ven la luz. Emaús, el camino es posada, las brasas son llamas con Jesús. Anochece en Emaús y amanece la esperanza con Jesús.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN.
Siempre nos invitas, Señor, al sosiego, a la serenidad, a dejar de agitarnos.
Tú tienes esa maravillosa capacidad de calmarnos de nuestras prisas.
Nosotros corremos, vamos y venimos, llenamos la agenda, hacemos mil planes, nos inventamos continuas actividades… ¡Tenemos miedo! Vivimos nerviosos, impacientes, desconfiados, preocupados.
Y tú nos dices: No estéis agitados; fiaos de Dios y fiaos de mí.
Tú estás con nosotros, te sentimos por dentro en el momento en que te buscamos.
Nos sales al encuentro por todos los rincones para marcarnos el camino, para indicarnos la manera de conseguir esa Vida que tú eres… porque nosotros, a veces, vivimos en un sin vivir.
Tú nos llevas de la mano porque eres el camino, la verdad y la Vida.
Tu salvación es un regalo para nosotros. Gracias, Señor.
ORACIÓN.
RITO DE CONCLUSIÓN
BENDICIÓN Y DESPEDIDA
Canto:
Id por el mundo y proclamad la Buena Nueva del Señor: Dios es amor, liberación, y de los hombres salvación. Dios es amor, liberación, y de los hombres salvación.
Somos la iglesia de Dios. Somos misterio de amor. Somos pueblo en comunión. Somos testigos del Señor. Somos pueblo en comunión. Somos testigos del Señor.
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