Antífona de entrada Cf. Ga 6, 14
Nosotros hemos de gloriarnos en la cruz de nuestro Señor Jesucristo: en él está nuestra salvación, vida y resurrección, por él hemos sido salvados y liberados.
Monición de entrada y acto penitencial
Como los primeros discípulos, reunidos con Jesús en el cenáculo la tarde de víspera de la pasión, así también nosotros nos hemos congregado aquí esta tarde memorable para recordarle a él, celebrando la Santa Cena.
Y el mismo Señor se nos hace presente, se sienta con nosotros a la mesa y nos dice también: «Ardientemente he deseado comer esta Pascua con vosotros, antes de padecer».
• Tú el Servidor de todos. Señor, ten piedad.
• Tú, el Maestro y Señor. Cristo, ten piedad.
• Tú, el Crucificado y Primogénito de entre los muertos. Señor, ten piedad.
Gloria
Gloria cantado. Mientras se canta, se tocan las campanas, para anunciar que ha comenzado el triduo pascual. Luego, se silencian hasta la Vigilia Pascual. Sería recomendable y significativo, que se siguiera con la costumbre de muchos lugares de, a partir de ahora, no tocar ningún instrumento, ni siquiera para sostener el canto.
Oración colecta
OH, Dios,
al celebrar la Cena santísima
en la que tu Unigénito,
cuando iba a entregarse a la muerte,
confió a la Iglesia el sacrificio nuevo y eterno
y el banquete de su amor,
te pedimos alcanzar,
de tan gran misterio,
la plenitud de caridad y de vida.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Oración de los fieles
Oremos a Dios Padre, que en Jesucristo su Hijo nos ha amado hasta el extremo.
1.- Por la Iglesia, cuerpo místico de Cristo, para que guarde la unidad en la caridad, que quiso para ella Jesucristo, y así el mundo crea. Roguemos al Señor.
2.- Por el Papa, los obispos, los presbíteros y todos los que ejercen algún ministerio en la Iglesia; para que su vida sea siempre, a imagen de Cristo, servicio y entrega a sus hermanos. Roguemos al Señor.
3.- Por la unión de los cristianos de oriente y occidente, para que encontremos la unidad en la Cena del Señor. Roguemos al Señor.
4.- Por los gobernantes de todas las naciones, para que sirvan a sus pueblos promoviendo la justicia y la paz. Roguemos al Señor.
5.- Por nosotros, reunidos en este cenáculo para participar en la Cena del Señor, para que, siguiendo el ejemplo de Cristo, vivamos la urgencia del mandamiento nuevo de amar a todos, incluso a los que no quieren mal. Roguemos al Señor.
Dios Padre nuestro, que has amado tanto al mundo que entregaste a tu Hijo a la muerte por nosotros, escucha nuestras súplicas, concédenos lo que te pedimos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre las ofrendas
CONCÉDENOS, Señor,
participar dignamente en estos sacramentos,
pues cada vez que se celebra el memorial del sacrificio de Cristo,
se realiza la obra de nuestra redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
EL SACRIFICIO Y EL SACRAMENTO DE CRISTO
V/. El Señor esté con vosotros. R/.
V/. Levantemos el corazón. R/.
V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/.
EN verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.
El cual, verdadero y único sacerdote,
al instituir el sacrificio de la eterna alianza
se ofreció el primero a ti como víctima de salvación,
y nos mandó perpetuar esta ofrenda en memoria suya.
Su carne, inmolada por nosotros,
es alimento que nos fortalece;
su sangre, derramada por nosotros,
es bebida que nos purifica.
Por eso, con los ángeles y arcángeles,
con los tronos y dominaciones,
y con todos los coros celestiales,
cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
Antífona de comunión Cf. 1 Cor 11, 24-25
Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; este cáliz es la nueva alianza en mi sangre, dice el Señor; haced esto, cada vez que lo bebáis, en memoria mía.
Oración después de la comunión
DIOS todopoderoso,
alimentados en el tiempo
por la Cena de tu Hijo,
concédenos, de la misma manera,
merecer ser saciados
en el banquete eterno.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Antes de trasladar el Santísimo al “Monumento”
Siguiendo la costumbre tradicional del Jueves Santo, terminamos la celebración de la Misa de la Cena del Señor trasladando el Santísimo Sacramento al “Monumento”, el lugar preparado para su reserva para la comunión de mañana. Esta reserva nos dará, en las horas que quedan del día, la oportunidad de permanecer en oración silenciosa y contemplativa ante Él, recordando aquella larga sobremesa del Señor con los suyos después de la Última Cena, y de agradecerle su amor por nosotros.
Y esta noche, nos reuniremos para orar ante su presencia misteriosa, en espera de celebrar mañana, a las (hora) la Pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo, en espera de la gran celebración de la Vigilia Pascual, a la que ninguno debemos faltar.
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