¡Qué alegría, Señor!
Ya está próxima la Pascua.
Empezamos a vivir;
atrás dejamos el hombre viejo,
el hombre que Tú no creaste:
egoísta, posesivo, orgulloso, creído…
para abrirnos a la luz , a la vida y ser felices contigo.
Gracias por esta larga Cuaresma
que nos ha ayudado a prepararnos
a vivir la Pascua de Jesús.
Gracias porque tu palabra ha sido
como muletas para andar nuestro camino.
Gracias por el agua que nos ha saciado
y animado a seguir adelante.
Y gracias por el perdón que nos ha hecho
de nuevo vivir la amistad contigo.
Por todo y por esto. ¡Gracias, Señor!
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