A ti. Señor, que eres rico en misericordia, que no te cansas de darnos tus dones, que nos prometes torrentes de gracia, pedimos con fe:
Todos: DANOS, SEÑOR, TU ESPÍRITU.
– Para saciar nuestra sed.
– Para limpiar nuestras manchas.
– Para encender nuestro corazón.
– Para ser testigos de alegría.
– Para vivir en la unidad.
– Para adorar en verdad.
– Para orar como conviene.
– Para ser verdaderamente libres.
Envíanos, Señor, tu espíritu, para que se convierta en nosotros en un surtidor inagotable de agua vida. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
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