Evangelio dialogado
Te ofrecemos una versión del Evangelio del domingo en forma de diálogo, que puede utilizarse para una lectura dramatizada.
SÉPTIMO DOMINGO ORDINARIO – “A” (Mateo 5, 38-48)
NIÑO : Señor, el domingo pasado nos dijiste que somos sal y luz. Y nos dijiste cómo debíamos de comportarnos. ¿Quieres decirnos algo más?
JESÚS: Mirad, sabéis que por ser muy cabezones se nos ha dicho “ojo por ojo y diente por diente”, pero yo os digo: No hagáis nunca mal a nadie.
NIÑA: Sí, Maestro, pero cuando alguien te fastidia… ya sabes.
JESÚS: Sí, lo sé, pero si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale la otra; si alguien te pide que le acompañes un kilómetro, acompáñale dos; a quien te pide , dale, y al que te pide prestado no le pongas excusas.
NIÑO: Eso que nos pides es muy difícil.
JESÚS: ¿Vosotros queréis ser felices? ¿Queréis ser discípulos míos?
NIÑO: Claro que sí. Tu, nos quieres mucho y eres nuestro Maestro, pero…
JESÚS: Si queréis ser felices de verdad, tenéis que aprender a amar de verdad a todos. No puedes amar sólo al que te cae bien. Fijaos bien, hay que amar incluso al enemigo.
NIÑA: Pero Jesús, ¡eso es muy difícil de cumplir! Además… ¿qué pasa si me insultan?
JESÚS: Solamente cuando ames de verdad, entenderás lo que significa ser hermano e hijo de nuestro padre Dios.
NIÑO: Entonces… ¿tenemos que querer a todos, aunque nos caigan mal?
JESÚS: Solamente así seremos hijos de nuestro padre Dios. Porque si amas a los que te quieren ¿qué haces de especial? Eso lo hace todo el mundo
NIÑA: Maestro, como decíamos el domingo pasado: dices las cosas muy claras pero son tan difíciles de cumplir, que te puedes quedar más solo que la una.
JESÚS: No son difíciles, son sencillas y además la única manera de entender que todos somos hermanos y que debemos hacer la vida cada día más feliz a todas las personas con las que nos encontremos. Tenemos que imitar a nuestro padre celestial y amarnos como él nos ama.
NIÑO: Muy bien, Maestro, intentaremos hacer todo esto que nos dices, pero ayúdanos.
JESÚS: No os preocupéis. El que confía en mí sabe que yo siempre estoy con vosotros
Fr. Emilio Díez Ordóñez y Fr. Javier Espinosa Fernández
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