21 diciembre 2022

MONICIONES (Nochebuena y Navidad)

 Inicial.                                               


Una gran noticia nos convoca a esta celebración: “Nos ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor” y estamos alegres y esperanzados por este acontecimiento.  Él es el Salvador, nuestro Salvador.  Desde que María dio a luz a su Hijo en la cueva de Belén, Jesús no ha dejado de nacer en nuestro mundo, en nuestras vidas, en nuestras familias. 


Dios nace y se hace hombre para que todos seamos hermanos y nadie se quede al margen. Con el lema «Sólo el amor lo ilumina todo»Cáritas lanza su Campaña de Navidad invitando a que en este tiempo de celebración muestra tu compromiso para hacer del amor un faro que ilumine al mundo. Comparte tu alegría, tu conversación, tu compañía, tu generosidad.


La gloria de Dios que nace es la paz, la vida y la esperanza para la humanidad entera, porque Dios es el Amor.

 

(Lecturas de la Misa de Medianoche)


Primera Lectura.


Pasamos de la tiniebla a la luz. Isaías nos invita a abrir los ojos para ver una luz grande, para ver a un Niño, descendiente de David, portador de la plenitud, de la justicia y de la paz. 


Segunda Lectura. 


San Pablo se mueve entre el ya y el todavía no. Ha aparecido la gracia de Dios, el Dios hecho gracia y salvación, pero aún esperamos la aparición gloriosa de nuestro Salvador. 


Evangelio.


Escuchamos en el Evangelio, la narración que San Lucas hace del nacimiento de Jesús, envuelto en humildad y pobreza, en desconocimiento y rechazo.  Pero este Niño es nuestro Salvador, que inicia un nuevo dinamismo de liberación y de paz.  Sólo unos pocos y pobres, así lo entendieron.

Puestos de pie cantamos Aleluya.  


(Lecturas de la Misa del Día)


Primera Lectura.


Sobre un fondo de desconsuelo y servidumbre, con la nación en ruinas, el profeta pone la voz del consuelo y la esperanza. Anuncia la victoria, la paz y el reinado de Dios. Lo ve tan real y cercano que ya ve por el camino al mensajero de la buena noticia, al Dios que viene como liberador. 


Segunda Lectura.

 

En el Antiguo Testamento, Dios dirigió su palabra a los hombres por medio de los profetas. Pero ahora, Cristo es la última palabra de Dios. Es inútil buscar a Dios, si no se parte de Cristo y de su mensaje en el Evangelio. 


Evangelio.


Jesús es la Palabra definitiva de Dios a la humanidad. Y es una Palabra cercana, asequible, porque no está encerrada en un recinto amurallado, sino que acampa junto a nosotros en este caminar itinerante y peregrino a través de la historia. 

Puestos de pie cantamos Aleluya. 






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