ADVIENTO: ESPERANZA ACTIVA Y PREPARACIÓN CRISTIANA PARA LA NAVIDAD
1.- Estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre. Los textos litúrgicos de este domingo no se refiere ninguno a la primera venida del Señor, a la encarnación de Dios en el Niño de Belén, a la Navidad. Por eso, en este primer domingo de Adviento, yo voy a hablar de la Navidad cristiana sólo con una referencia especial y propia, litúrgicamente no apropiada, a ninguno de los textos litúrgicos de este domingo. Lo importante, pienso, es que esta homilía pueda servirnos algo para preparar digna y cristianamente la Navidad. Como he dicho al principio, lo primero que debemos hacer es esperar la Navidad con esperanza activa, no pasivamente. La esperanza activa es parte necesaria de nuestra preparación cristiana de la celebración de la Navidad. Todos los días y todos los tiempos de Adviento debemos purificar nuestro interior para que, el día de Navidad, Cristo pueda nacer en nuestro corazón con una fuerza grande, alegre, fraterna, familiar y generosa.
Tradicionalmente, los días de Navidad nos reunimos en familia y todos nosotros debemos contribuir a que estas reuniones sean humana y cristianamente agradables y que contribuyan a aumentar una sana alegría familiar, olvidando todas aquellas pequeñeces que puedan contribuir a los contrario. En las familias no siempre nos entendemos habitualmente bien todos, por eso, estos días debemos esforzarnos para que, por nuestra parte, no seamos un estorbo o un obstáculo para una buena, sana y alegre convivencia. Que esos días seamos capaces, como nos dice el gran optimista profeta Isaías, “de convertir las espadas en arados y las lanzas en podaderas” Y como nos pide también el apóstol san Pablo, en la segunda lectura, que “no haya ni comilonas, ni borracheras, ni lujuria y desenfreno, ni riñas y envidias”. También tenemos que tener en cuenta que hoy día para muchas familias, si no para la mayoría, las fiestas de Navidad se celebran con un carácter más social que religioso. Por nuestra parte debemos respetar la actitud de cada uno, sin intentar a toda costa que todas las personas con las que celebramos las fiestas de Navidad adopten una actitud religiosa. Seamos igualmente festivos y fraternos con todos, aún con aquellos que no participan de nuestra actitud religiosa y estrictamente navideña. Y, en fin, que ya tendremos ocasión de hablar con más propiedad litúrgica del Adviento en los próximos domingos. Yo ahora, desde esta página de betania, termino felicitando cordialmente la Navidad a todos nuestros lectores. ¡FELIZ NAVIDAD PARA TODOS!
Gabriel González del Estal
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario