Queridos hermanos: Confiados en la promesa que nos hizo Jesús de acompañarnos hasta el final de los tiempos, y apoyados en él, dirijamos al Padre celestial nuestras súplicas, diciendo: Escucha, Padre, nuestra oración.
- Por el papa Francisco, por nuestros obispos, sacerdotes y diáconos, para que vivan con alegría su vocación de ser testigos del Reino en la Iglesia y en el mundo.
- Por los gobernantes, para que no impidan el ejercicio misionero de aquellos que anuncian vida y paz en el nombre de Jesús, y des el lugar que ocupan sean servidores de la dignidad de todos.
- Por los que conocen a Dios, por los que se han alejado de él después de haberlo conocido y por los que lo niegan; para que encuentren en nosotros el testimonio de su presencia cercana y amorosa.
- Por los misioneros y las misioneras, para que en medio de las dificultades y contradicciones permanezcan gozosamente fieles al anuncio del Evangelio.
- Por los que estamos en esta celebración, para que seamos comunidad misionera que sale al encuentro de los otros para llevarles buenas noticias y mucho amor por la persona de Jesús.
Padre de todos, acoge las súplicas que con corazón humilde y agradecido te hemos dirigido. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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