05 octubre 2022

Monición para el Vigésimo Octavo Domingo del Tiempo Ordinario - Ciclo C. Domingo 9 de octubre

 28o. Domingo: Los milagros, signos del Reino


Monición de entrada:


Buenos, días, (tardes, noches). La liturgia de hoy, tanto como en la celebración de la palabra, como en el sacrificio mismo, nos habla del agradecimiento. Nosotros molestamos mucho, insistimos para que se nos preste un servicio. Sin embargo, no somos muy generosos en el agradecimiento. Como cristianos nos podemos llamar los "eternos limosneros" porque nuestras oraciones son, en su mayoría de petición. La liturgia de hoy nos presenta el agradecimiento de dos hombres por el don recibido que revela la calidad de su corazón. Aprendamos la lección, celebrando con entusiasmo la Eucaristía de hoy. Puestos de pie, cantamos con alegría y entusiasmo.


Primera lectura: II Reyes 5, 14-17 (Naamán, el sirio, es curado de la lepra por Eliseo)

La primera lectura está tomada del segundo libro de los Reyes. Este texto nos presenta la curación del leproso Naamán, quien no era del pueblo de Israel. Dios se lo manifestó en el "milagro" y este pagano supo responder con gran agradecimiento a Dios. Escuchemos con atención este interesante relato.


Segunda lectura: II Timoteo 2, 8-13 (Si perseveramos, reinaremos con Cristo)

Pablo, en la segunda lectura de hoy anima a su discípulo Timoteo a cumplir su misión con valor y fidelidad. Dios nos ha dado una vida que no puede estar encadenada por ninguna fuerza de la tierra. Escuchen atentos.


Tercera lectura: Lucas 17, 11-19 (Curación de diez leprosos por Jesús)

El evangelio según san Lucas nos presenta el relato de la curación de los diez leprosos. Una vez más vemos que las bendiciones de Dios alcanzan a todos los seres humanos. Los curados fueron diez en total. De éstos, sólo el samaritano, el extranjero, regresó para manifestar al Señor su agradecimiento por la curación. Vamos a continuación a escuchar la Buena Nueva, pónganse de pie, por favor, para entonar el Aleluya.


Oración Universal:

1. Por el Papa Benedicto XVI: para que Dios le dé su Espíritu de sabiduría y así pueda fortalecer a la Iglesia en el amor y en la unidad. Roguemos al Señor.

2. Por las naciones ricas: para que sientan el deber de compartir sus recursos con los pueblos más necesitados. Roguemos al Señor.

3. Por los pobres de este mundo, los que sufren, los que lloran, los perseguidos, los que padecen soledad y abandono: para que en el fondo de su corazón puedan escuchar “dichos ustedes” y confíen en Dios. Roguemos al Señor.

4. Por los jóvenes de nuestras comunidades y parroquias: para que puedan responder con generosidad a la llamada del Señor a entregar sus vidas en la vida religiosa y sacerdotal. Roguemos al Señor.

5. Por nosotros, aquí reunidos: para que no caigamos en la tentación de bastarnos a nosotros mismos y nos fiemos de la palabra de Cristo. Roguemos al Señor.


Exhortación Final

(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 584)

Te bendecimos, Padre, porque Jesús curando a los enfermos,
mostró tu predilección por todos los marginados de la vida
y cambió el llanto de los pobres en cantos de liberación.
Con sus milagros inauguró la liberación que trae el reino de Dios
para el hombre que tú amas locamente con ternura de padre.

Cada sanación de Cristo nos habla de corazón sensible
y nos confirma en la llegada a nosotros de tu reino y de tu amor.
Su ejemplo nos estimula a hacer nuestro los gozos y esperanzas,
las tristezas y angustias de los hombres, nuestros hermanos,
especialmente de los más pobres y de cuantos sufren en el mundo.
Haznos un sitio, Señor, a todos en la fiesta de tu reino.

Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario