20 octubre 2022

Liturgia Domingo 23 de octubre 2022 / 30º Domingo del tiempo ordinario - Ciclo C

 —BIENVENIDA: 

Antes de la salida del celebrante

Celebramos hoy el domingo trigésimo durante el año, celebrando gozosamente nuestro encuentro dominical con el Señor, que debe ayudarnos a que nuestra oración se integre de verdad a nuestra vida, para que así pueda ser todo lo eficaz que el Señor quiere.

Hoy el Señor nos enseña claramente cuál es la actitud que debemos tener para acercarnos a Él: la humildad, el sabernos necesitados de su ayuda, arrepintiéndonos de nuestros pecados y pidiendo perdón, única forma de alcanzar su gracia, que Él concede sólo a los humildes. Y es por eso que la finalidad de nuestra oración debe ser la de alabar a Dios, suplicando su ayuda y estando atentos para escucharlo y hablar con Él de nuestras necesidades y las de nuestros hermanos.

 

—LITURGIA DE LA PALABRA:

1ª. LECTURA:        (Eclo 35, 12-14. 16-18 )        

El Señor nos revela qué tipo de sacrificios responden a sus deseos: la buena conciencia. Por eso concede, al que se reconoce necesitado del perdón, lo que pide con su oración.

SALMO RESP.:    (33, 2-3. 17-19. 23)      

REl pobre invocó al Señor, y él lo escuchó.

2ª. LECTURA:     (2 Tm 4, 6-8. 16-18)   

Pablo, sólo y abandonado, vive su último proceso. Pero su fidelidad y esperanza no se debilitan. Reconoce que la salvación no es un callejón sin salida para quienes siguen a Cristo.

EVANGELIO:   (Lc 18, 9-14)

En el Evangelio, Jesús proclama que Dios está del lado de quienes se abandonan a Él: el pecador obtiene su benevolencia precisamente por reconocer que no tiene derecho alguno sobre la salvación que viene de Dios.

HOMILÍA

—ORACIÓN DE LOS FIELES:

CELEBRANTE:

Queridos hermanos y hermanas, reconociendo nuestra pobreza y nuestras limitaciones, acudamos a Dios nuestro Padre, poniendo en sus manos nuestras necesidades y las de nuestros hermanos.

GUÍA:  A cada una de las peticiones responderemos orando:

"SEÑOR, ESCUCHA NUESTRA ORACIÓN"

—Por la Iglesia y el Papa Francisco, para que siempre anuncie con su palabra y con sus obras, el Reino de Jesucristo, indicándonos siempre el camino de la humildad y de la sencillez para encontrarlo, oremos...

—Por nuestro obispo, para que su humildad y su vida de oración, nos ayuden a formar una Iglesia diocesana dócil y atenta a tu Palabra, ferviente en la oración y solidaria con todos, en especial con los más pobres, oremos...

—Por nuestra patria, para que todos dejemos de lado definitivamente los egoísmos que nos dividen y nos unamos de verdad en procura del bien común, oremos...

—Por tantos hermanos nuestros que se encuentran sufriendo a causa de la desocupación, el hambre, la falta de una vivienda digna, la marginación, para que por nuestra ayuda fraterna renazca en ellos la esperanza, oremos...

—Por todos nosotros, para que sabiendo reconocernos pobres ante Dios, aunque tengamos muchas riquezas materiales, y con humildad, reconozcamos nuestros pecados, nos arrepintamos de corazón y podamos así, recibir el perdón que Él busca darnos, oremos…

 

CELEBRANTE:

Dios rico en misericordia, te imploramos nos concedas cuanto te hemos pedido, y nos des la sabiduría para conocer tu voluntad y la fortaleza para seguirla, reconociéndonos pobres criaturas que hemos pecado y buscamos la reconciliación. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.

—PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:

Dios nos llama a la santidad, ofrezcámosle ahora nuestra disposición para caminar en fidelidad y de acuerdo con las exigencias que esta convocatoria nos establece.

Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea

—DIÁLOGO DEL PREFACIO: Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")

El gozo de ser reconciliados con el Padre, recibiendo su perdón, se hace ahora un canto de acción de gracias que brota desde lo más profundo de nuestro corazón.

COMUNIÓN:

Jesús nos ha dado su palabra en la que nos expresa la voluntad de Dios; si la aceptamos y somos fieles a ella, podremos entrar realmente en comunión con Él, recibiendo su Cuerpo como prenda de salvación.

Cantamos...

COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.

Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado,
pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:

Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo  ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que me separe de Ti.
Amén.

DESPEDIDA:

Si participamos y vivimos realmente cada Eucaristía, se debe producir en nosotros un compromiso mayor con Dios; y el de hoy es aceptar su llamado, reconocernos pecadores y pedir perdón, reconciliándonos así entre nosotros y con Dios.

CANTAMOS

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