Inicial.
En medio de nuestras preocupaciones, de nuestros temores, de los agobios y nervios de cada día, nos hemos reunido respondiendo a la llamada del Señor, para celebrar la Eucaristía en el domingo, el Día del Señor.
Él se hace presente en medio de nosotros para aliviar nuestras preocupaciones y darnos su paz, para darnos su Palabra y su Cuerpo, recibiendo así su fuerza y su luz para recorrer el camino de la vida, siendo fieles en las cosas pequeñas de cada día.
Primera Lectura.
Dios no soporta a los que se aprovechan de los pobres. El profeta denuncia la injusticia instalada en la vida del pueblo y les dice que Dios no olvidará su comportamiento injusto y que está al lado de los pobres.
Segunda Lectura.
Pablo, en su carta, llama a la oración universal por todos los hombres, ya que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.
Evangelio.
Jesús nos interpela hoy en el Evangelio sobre nuestro apego al dinero o a cualquier otro bien que nos pueda apartar de Dios. No es algo que quiso decir en otro tiempo a los que le seguían, nos lo dice hoy a nosotros en esta Eucaristía.
Puestos de pie cantamos aleluya.
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