—BIENVENIDA:
Antes de la salida del celebrante
Celebramos hoy el domingo vigésimo cuarto durante el año. Y reunirnos para celebrar el Día del Señor es celebrar una fiesta, porque sabemos y experimentamos que Dios nos ama. Y al celebrar, una vez más, la Cena del Señor, Él pondrá en nuestras manos el sacramento que resume todo el amor del Padre revelado en su Hijo.
—LITURGIA DE LA PALABRA:
1ª. LECTURA: (Ex 32, 7-11. 13-14)
El pueblo de Israel necesitaba tener a mano un Dios manejable..., se le hacía muy difícil confiar en el Dios libre e invisible del Sinaí; de aquí su pecado.
SALMO RESP.: (50, 3-4. 12-13. 17. 19)
R. Iré a la casa de mi Padre.
2ª. LECTURA: (1 Tm 1, 12-17)
Esta experiencia de Pablo, es algo que no se cansa de comunicarnos a nosotros: Dios ha perdonado sus pecados y lo ha amado, llamándolo a su servicio con una total confianza en él.
EVANGELIO: (Lc 15, 1-32)
Hoy, con espíritu renovado, como si fuera la primera vez, vamos a escuchar las parábolas del amor entrañable que Dios Padre tiene por todos nosotros.
—ORACIÓN DE LOS FIELES:
CELEBRANTE:
Hermanos, conociendo la infinita misericordia de nuestro Padre del Cielo y su amor por nosotros, hagamos que, a través de nuestra plegaria, nuestro amor llegue a todos los hombres del mundo, sin distinciones ni exclusiones.
GUÍA: A cada una de las peticiones responderemos orando:
"PADRE, ESCÚCHANOS Y DANOS TU AMOR"
—Padre bueno, te pedimos por la Iglesia, para que ella sea el espacio de la acogida, el amor y el perdón, en donde todos los hombres puedan sentirse hermanos, pecadores perdonados y amados, oremos...
—Dios de amor, te pedimos por nuestra comunidad diocesana, para que todos encuentren en ella una verdadera Iglesia de amor, de misericordia y de perdón, en la que caminemos todos juntos tras el único Pastor y Maestro, Jesús, oremos...
—Señor de la vida, te pedimos para que, en nuestra patria, Dios vuelva a ser el fundamento de nuestra vida y de nuestra moral y retornemos a los valores evangélicos, oremos…
—Por todos los educadores, para que, asumiendo su compromiso con el Evangelio, iluminen la mente de sus alumnos con la verdad e incendien sus corazones con el amor a Dios y al prójimo, oremos...
—Padre nuestro, te pedimos por toda nuestra comunidad, para que, con verdadero amor de hermanos, busquemos a todos los que se han apartado de la Casa del Padre y alegrándonos sinceramente por su vuelta, les mostremos con nuestra actitud, la misericordia y la ternura de Dios, oremos…
CELEBRANTE:
Señor, tú que celebras con alegría la conversión de cada pecador, danos tu ayuda y tu gracia, para que no sólo que ayudemos a la conversión de los demás, sino que también por nuestra generosidad, les evitemos el caer en pecado, y así les demos ocasión de alabarte por tu bondad. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.
—PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:
Nuestro Padre espera que nosotros obremos con los demás de la misma manera que su Hijo lo ha hecho con nosotros: amando y perdonando de verdad; ofrezcámosle nuestra disposición a hacerlo.
Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea
—DIÁLOGO DEL PREFACIO: Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")
El perdón que Dios nos ofrece y que nosotros aceptamos por la conversión, hace que haya alegría en el Cielo. Como el pastor y el ama de casa, el Señor nos invita a celebrar esta alegría con Él, alrededor de la mesa del altar.
—COMUNIÓN:
El participar todos juntos de un mismo Pan, debe ser un gesto que exprese que todos nos aceptamos, a pesar de nuestros defectos, como comensales de la Cena del Señor, sin excluir a nadie.
Cantamos...
COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.
Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado,
pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:
Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que me separe de Ti.
Amén.
—DESPEDIDA:
Una sola palabra podría resumir la vivencia de nuestra celebración dominical: la alegría. Porque se apoya en el amor constante del Padre; en el perdón que se nos ha revelado en Jesucristo; en el don del Espíritu para seguir adelante; en la unidad que todos formamos alrededor del altar.
Nos despedimos cantando...
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