07 septiembre 2022

Evangelio dialogado para niños: 11 septiembre

 

Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores

Dibujo realizado por: Fr. Félix Hernández Mariano descargar la imagen )

Evangelio dialogado

Te ofrecemos una versión del Evangelio del domingo en forma de diálogo, que puede utilizarse para una lectura dramatizada.

Narrador: Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre:

 Hijo menor: Padre, dame la parte que me toca de la fortuna.

Narrador: El padre les repartió los bienes.
No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente

Niño 1: No entiendo la actitud de ese hijo. Se ha comportado como un mal hijo.

Narrador: Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad.

Niño 2: Le está bien empleado por malgastar las cosas a destiempo.

Narrador: Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba de comer. Recapacitando entonces, se dijo:
Hijo menor: Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros.

Niño 1: Parece mentira… Como dice el refrán: “sólo no acordamos de santa Bárbara cuando truena”.

Narrador: Se puso en camino a donde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y, echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo.

Hijo menor: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo.

Padre: Sacad en seguida el mejor traje y vestido; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado.

Narrador: Y empezaron el banquete. Su hijo mayor estaba en el campo.
Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba.

Mozo: Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud.

Narrador: Él se indignó y se negaba a entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Y él enfadado le dijo a su padre:

Hijo mayor: Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado.

Padre: Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado.

 

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